
El niño con el pijama de rayas se publicó en 2007 y tuvo una acogida inesperada a nivel mundial. Sin ser brillante, la ingenuidad del protagonista y la crudeza del relato fueron capaces de conmover a millones de lectores. Se tradujo a más de cuarenta idiomas y se vendieron más de cinco millones de ejemplares. En España permaneció más de un año en las listas de libros más vendidos. Ganadora de dos Irish Book Awards y finalista del British Book Award, la novela fue llevada al cine en 2008. Contaba la historia de Bruno, un niño de nueve años, hijo de un alto mando de las SS, que se muda a una casa junto a una cerca que resulta ser el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Se hará amigo de un niño judío, prisionero, y un día le acompañará al otro lado de la alambrada.

El escritor irlandés John Boyne (Dublín, 1971) rescata, más de quince años después, esta estremecedora historia para indagar en qué paso con la familia de Bruno. Se titula Todas las piezas rotas (Salamandra) y está protagonizada por una anciana que debe enfrentarse a su terrible pasado. No es otra que Gretel, la hermana del pequeño Bruno.
"El niño con el pijama de rayas me cambió la vida", nos cuenta el autor desde Australia. "No quería destruir su legado. Si tenía que escribir una secuela tenía que ser tan buena o mejor. El primer libro tiene una cierta ingenuidad, que se refleja tanto en la personalidad del personaje central como en la mía propia en se época, con 30 años. Este libro tiene una mayor madurez en la protagonista, una mujer de 91 años, y refleja cómo mi vida ha cambiado", añade.
El hecho de rescatar al personaje de Gretel responde a su necesidad de explorar "cómo sería pasarse una vida entera sabiendo que tu padre, tu familia, estuvieron implicados en esos crímenes". "Eso crea una sombra sobre tu vida", afirma. El escritor islandés ha dejado pasar casi dos décadas entre una entrega y otra. "El niño con el pijama de rayas se convirtió en tal fenómeno que hubiera parecido que solo quería sacarle dinero. Yo necesitaba distanciarme. Confío en mi instinto como escritor y no veía que fuera el momento adecuado. Ha pasado mucho tiempo, pero ha sido la manera correcta".
Cultura del vandalismo
Aquel bestseller se leyó en colegios e institutos. Hoy en día, cuando se le impone un filtro de censura a la literatura juvenil –véase el caso de Roald Dahl- sería "muy difícil publicarlo". Boyne señala directamente a los movimientos que se organizan a través de las redes sociales: "Vivimos una época en la que los escritores de éxito son criticados en las redes incluso antes de leer los libros. Yo no había terminado el borrador de Todas las piezas rotas cuando ya había gente quejándose. Quieren derribar a las personas. Los libros no deberían cambiarse después de que muera el autor. Si en vida, el autor quiere cambiarlos, son suyos. Pero los libros modificados no son de Roal Dahl. Es la cultura del vandalismo".
John Boyne se felicita por "mantener vivas las historias del Holocausto" con sus obras. "Tuve suerte de formar parte de esa generación de escritores que conocieron personalmente a los supervivientes del Holocausto. Escuché sus historias de primera mano, fue un privilegio y soy consciente de ello". En ese sentido, cree que el auge del populismo en Europa es una cuestión cíclica. "Yo no soy una persona muy politizada. Tenemos que plantarnos ante el populismo de derechas, pero la izquierda se ha convertido en lo que antes era la derecha. ¡Me parecen tan autoritarios! Por la cuestión de cancelar la cultura e intentar destruir la vida de las personas simplemente por pensar, por tener opiniones y expresarlas. La izquierda se ha convertido en totalitaria".
Cómplice
El tema central de Todas las piezas rotas es "la complicidad". "Crecí en Irlanda en una época con muchos escándalos relacionados con la Iglesia. No me interesan las personas que cometieron los delitos, sino los que sabían lo que estaba ocurriendo y no hicieron nada para frenarlo. Quería escribir sobre esa sensación de culpa, de complicidad. Me pregunto cuánta culpa tiene que acarrear una persona como Gretel. Ella no es culpable de lo que ocurrió en su infancia, pero sí es culpable por haber mantenido los secretos. Se marcha a Australia, lo más lejos posible, para dejar su pasado atrás. Pero el pasado le atrapa. Da igual donde estés, tus experiencias del pasado seguirán persiguiéndote, te acompañarán a todas partes".
Otra de las reflexiones a las que invita esta novela es el controvertido asunto de la herencia del pecado. "Tengo amigos alemanes con los que he hablado de este asunto, es un tema muy delicado. Yo no quiero que la gente se sienta culpable por algo que no han hecho, pero el lector alemán es muy receptivo a debatir estos temas y ponerse frente al pasado. Lo hacen para asegurarse de que la gente no olvide", asegura. "Si esto forma parte de tu legado familiar, puedes sentir vergüenza. Por eso es tan interesante", añade.
Por el momento, Boyne descarta una tercera entrega. "Es un tema que me fascina, pero con estas dos novelas he agotado lo que tengo que decir de los personajes de esa familia".
John Boyne. Todas las piezas rotas. Traducción de Gemma Rovira Ortega. Editorial Salamandra. Páginas: 368. Precio: 20,00 €

