

El escritor alemán Oliver Pötzsch se ha aficionado a incorporar en sus thrillers históricos temas exotéricos que trata de explicar desde la ciencia. La respuesta de los lectores ha sido destacable: cuenta con más de tres millones y medio de ejemplares vendidos. En El libro del sepulturero (Planeta), el primero de la serie, exploraba el nacimiento de la criminalística y la posible existencia de vampiros. Acaba de llegar a las librerías la segunda parte, El Sepulturero y la Tierra Negra (Planeta), en el que repiten los personajes del investigador Leo von Herzfeldt y el sepulturero Augustin Rothmayer, aunque, en esta ocasión, será la aparición de un sarcófago con el cuerpo momificado de uno de los mayores egiptólogos del mundo, lo que desencadene la trama. Son novelas seriales, pero autónomas y autoconclusivas.
Una terrible maldición parece ser la explicación de la muerte de tres de los cuatro miembros de la última expedición a la Tierra Negra. "Todas mis novelas tienen ese punto en común de empezar con terror. En el primer libro hablaba de vampiros y a lo largo de la novela intentaba buscar una razón científica. En este segundo libro parto de las momias y quiero llegar, desde la ciencia, a las posibles causas que expliquen la existencia de maldiciones", dice el escritor, que este fin de semana participó en un certamen de novela negra en Valencia.
"Los mejores relatos proceden de la propia realidad", sostiene. "Al investigar sobre este tema, me quedé alucinado y maravilloso. Leí, mientras me documentaba, que los jóvenes de la nobleza, allá por el siglo XIX, compraban momias para hacer las fiestas de las momias, así las llamaban. Consistía en desvendar los cuerpos para ver qué encontraban dentro, descubrir si tenían objetos de valor, por ejemplo. Me recuerda a los huevos Kinder. Si hay alguna razón para que las momias echen una maldición a alguien, ese podía ser un buen motivo", asegura Pötzsch.
Estas fiestas de las momias nos resultan del todo extravagantes, pero aún hay más. Hay museos que aún exponen polvo de momias, unos tarros marrones compuestos por restos humanos que se comercializaron hasta principios del siglo XX. El propio autor posee uno que nos enseña durante esta charla. "Había mucho tráfico entre Egipto y Europa, se vendía en farmacias. Desde la ciencia, podemos decir que este polvo tiene bacterias que pueden tener cierta capacidad de curar. Lo que hago es explicar estas cosas de terror o exotéricas de una forma científica".
El alemán pertenece a esa corriente de autores de novela negra en boga que se distingue por el realismo intenso de sus descripciones y de su acción, tocando temas controvertidos como el racismo. Aparecen "zoológicos humanos", que se hicieron célebres en las principales capitales europeas como un "símbolo de su poder colonial y de la superioridad cultural de la civilización occidental". Uno de sus mayores exponentes fue el empresario circense alemán Carl Hagenbeck, citado en la novela.
Una época de cambios
Uno de los elementos que suma atractivo a las novelas de Pötzsch es la ambientación histórica. "Elegí finales del siglo XIX por ser el momento en el que hubo muchos inventos y avances en tecnología. Llega el teléfono, el fonógrafo, la bombilla, el coche, el cine, los aviones... Ahora, con la inteligencia artificial, decimos que todo cambia muy rápido, pero creo que en esa época los cambios eran aún mayores. En criminología, se empieza con las huellas dactilares, se desarrolla la balística, se analiza la sangre y los venenos, por ejemplo. Es un periodo muy interesante".
Para quien ya se haya acercado al primer libro de Pötzsch, le sonará el personaje de Julia Wolf, fotógrafa forense de la policía: "Su padre es inventor y a ella le gusta la tecnología. En un momento en el que se empezaba a luchar por los derechos de las mujeres y se iniciaba el movimiento sufragista, mujeres como Julia no son solo parte de la ficción, sino que ya existían".
Descendiente de verdugos
Descendiente de una de las principales dinastías de verdugos de la región de Pfaffenwinkel, al sur de Baviera - hasta catorce familiares ejercieron este cometido -, Oliver Pötzsch bromea con su fascinación por los sepultureros, pero admite que su pasado familiar pesa: "Lleva mucho tiempo quitarse ese lastre de encima, pero ya hace mucho tiempo. Es una historia muy buena que puedo contar, que está en mi familia y que no me produce ningún tipo de pesadilla". Es lo que hizo con su primera novela, La hija del verdugo (2012).
La trilogía El libro del sepulturero y El Sepulturero y la Tierra Negra se completará en los próximos meses con una historia de fantasmas: "El espiritismo era bastante común en aquella época. Se sentaban en la mesa con un vaso para conectar con los espíritus, era muy corriente. Incluso Sisí, la esposa del emperador de Austria, pertenecía a grupos de espiritismo. En la novela aparecerá Conan Doyle porque también creía en los fantasmas y hacía sesiones".
Oliver Pötzsch. El Sepulturero y la Tierra Negra. Editorial Planeta. Traducción de Héctor Piquer Minguijón. ISBN: 978-84-08-27306-6. Páginas: 523

