
La saga Millenium elevó a la novela negra nórdica a un pedestal frecuentado solo por los géneros de siempre. Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire, los tres libros de Stieg Larsson, marcaron el camino a seguir para otros muchos autores que han disfrutado del favor de los lectores desde entonces. Entre ellos estaba Karin Smirnoff (Suecia, 1965), fotógrafa y periodista de formación, que ha sido la escogida por los herederos de Larsson para continuar con la Serie Millennium. "Smirnoff ha conseguido explorar en Las garras del águila su obsesión por la violencia, por descubrir qué mueve a alguien a la crueldad máxima", destaca su editora en España.
La autora ha presentado en España Las garras del águila, la séptima entrega de la serie (pues recordemos que tras Larsson tomó las riendas David Lagercrantz), protagonizada, como no, por Lisbeth Salander, a la que ha "humanizado" y convertido en "antihéroe". "Es muy importante que yo fuera desde la misma parte del país que Lisbeth Salander y también que fuera una mujer que pudiera añadir una perspectiva nueva a esta sociedad", explicó. "Me gusta ver qué les pasa a estos personajes, cómo reaccionan cuando sufren este tipo de violencia, por ejemplo en el caso de una violación. Creo que ese tipo de exploración le puede resultar más difícil a un hombre", añadió.
La violencia contra las mujeres era uno de los temas principales de las primeras novelas. "Han pasado muchas cosas desde que falleció Larsson y muchos han sido cambios positivos para las mujeres, con mayores niveles de igualdad salarial y de educación", aseguró Smirnoff, añadiendo que "aún nos falta un largo camino por recorrer". "No se trata solo de un hombre que le pega a una mujer, sino que tiene que ver con una serie de estructuras de poder".
Las garras del águila explora los múltiples intereses que están en juego en el norte de Suecia: tierras apenas habitadas y ricas en recursos naturales que son codiciadas por las multinacionales más poderosas bajo la excusa del ecologismo. La autora quiso remarcar que los coches eléctricos "precisan de nuevas minas" y "aunque muchas empresas quieran hacer proyectos ecológicos, todo tiene un precio a pagar". "La creación de una pequeña mina en el norte de Suecia implica que vamos a destruir cinco lagos, las fuentes de agua y que vamos a expulsar a cierta población de sus tierras o sus reinos", explicó.
"Me parece muy bien decir que los coches eléctricos son maravillosos, pero tenemos que entender que hay un alto precio para pagar justamente por esos coches eléctricos. El precio, por ejemplo, de la generación de nuevas minas para obtener los minerales que nos permitan llegar a esas baterías", continuó. "Mientras no se deje de necesitar tanto, no se podrá hablar mucho del cambio climático", zanjó.
Los más de 105 millones de lectores se encontrarán con Lisbeth Salander pendiente de su sobrina adolescente, Svala, que necesita un tutor legal tras la desaparición de su madre; y con Mikael Blomkvist, que acude a la boda de su hija con uno de los políticos más influyentes de la región.
En cuanto a la situación política de Europa, mostró su preocupación por una radicalización hacia la derecha. "Todos los extremos, de ambos lados, izquierda o derecha, son peligrosos", opinó.

