
Alfonso Goizueta se ha convertido en el escritor más joven en ser finalista del Premio Planeta con 23 años. Quería un cuento sobre Alejandro Magno, un joven de su edad con la ambición suficiente para tratar de conquistar el mundo, y le salió una novela de iniciación de la que el jurado del galardón pensó que debía estar escrita por alguien de 80 años. "Empezar una carrera literaria con un premio así es un espaldarazo enorme", reconoce.

La sangre del padre arranca con el ascenso de Alejandro al trono de Macedonia tras heredar el título y arrebatar a los persas las tierras que una vez fueron griegas. "La novela respeta los hechos históricos y ficciona la historia íntima. Habla de cómo fueron sus dudas, sus miedos o su crecimiento personal, siempre manteniendo que sea históricamente verosímil".
El autor quiso, ante todo, darle al mito una vida humana para despertar empatía en el lector. "Ya sabemos qué hizo Alejandro Magno, pero apenas sabemos nada de su vida personal. Esa fue la motivación para escribir la novela, el querer rellenar esos huecos", reveló el escritor, que tiene en Marguerite Yourcenar a uno de sus referentes literarios. "Los temas de los que se habla son atemporales. Es un retrato íntimo de la soledad, del amor, de esa etapa en la que no eres ni niño ni adulto. Todos podemos ver algo de nosotros en Alejandro".
Es una historia coral, en la que destacan los cinco amigos de niñez de Alejandro, sus generales, a los que lleva a Asia. Pretende conquistar Babilonia, Persépolis y todas las ciudades hacia el este, hasta vencer al último rey aqueménida, el temible Darío, y acabar con el Imperio persa para siempre. "Uno de mis personajes favoritos es Clito, apodado el negro por el color de su barba. Representa la figura del hermano. Ve como Alejandro se ha vuelto tiránico y le recuerda siempre la idea de volver a casa porque deben tener una vida, una familia. Alejandro solo quiere conquistar y eso les lleva a una gran fricción".
Era un mundo de hombres pero aparecen en estas páginas "mujeres de gran magnetismo, muy fuertes". El escritor regala al lector reflexiones sobre el poder muy actuales y considera que la semilla que sembró el macedonio sigue viva. "Fue el comienzo del helenismo. El mundo que le sobrevive es radicalmente distinto al que le vio nacer y él fue quien lo cambió. Es una cultura iluminada, un mundo revolucionado, es la eclosión de la cultura clásica que llega hasta nuestros días".
Ónega, la ganadora

Goizueta presentó su novela en el Instituto Cervantes y conversó con la periodista Esther Vaquero. También lo hizo la ganadora del Premio Planeta, Sonsoles Ónega. "En mí, el periodismo y la literatura han ido siempre de la mano. El periodismo ha sido la gasolina de la literatura. Lo más bonito de la calle es escuchar y el periodista sabe buscar. En las hemerotecas de los periódicos encuentro los mejores ingredientes para darle textura a mis novelas", confesó la presentadora.
"De mi padre y maestro - que no quiso perderse el acto- aprendí que las mejores historias estaban incluso en los anuncios por palabras de los periódicos", añadió Ónega.
Las hijas de la criada cuenta la historia de dos niñas que llegan al mundo a la vez, Clara y Catalina, a finales del siglo XVIII en un pazo gallego. Sus destinos quedarán marcados por una venganza inesperada. Esta novela está llena de personajes faltos de cariño", adelanto. Le ha valido un premio de un millón de euros pero muchos sacrificios: "La literatura expulsa a los más cercanos porque te obliga a cerrar la puerta. Eso lo padecieron mis hijos", reconoció.
Ambas novelas están ya a la venta.

