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Santiago Navajas

Sayonara y arigato, sensei Akira Toriyama

Ese carácter burlesco, azaroso y caprichoso le dan a sus personajes y sus historias una gracia especial, siendo su sello una ultraviolencia asociada a una megaingenuidad. Como si Jerry Lewis se encontrase con Bambi.

Ese carácter burlesco, azaroso y caprichoso le dan a sus personajes y sus historias una gracia especial, siendo su sello una ultraviolencia asociada a una megaingenuidad. Como si Jerry Lewis se encontrase con Bambi.
Bola dragón | Cordon Press

Akira Toriyama. Quizás su nombre no les diga nada, pero tras su fallecimiento a los 68 años se ha convertido en una leyenda de las series animadas, al nivel de Friz Freleng, Tex Avery y Chuck Jones. Freleng creó Bugs Bunny y la Pantera Rosa. Avery, el Pato Lucas. Jones, El Coyote y el Correcaminos. Si los norteamericanos rompieron el molde del realismo y el sentimentalismo que había impuesto Walt Disney, japoneses como Toriyama llevó a su máxima expresión la idea de Avery de que en animación se puede hacer cualquier cosa.

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Dicho y hecho. Primero con el manga Dr. Slump, un cómic superventas con millones de ejemplares vendidos, y más tarde con Bola de Dragón, todavía más millones, aunque fue con la versión en anime del manga como Toriyama se convirtió en una figura popular a nivel mundial, convirtiendose Goku, su personaje protagonista, en el rey de los superhéroes japoneses en la senda de Mazinger Z y como una alternativa a la Marvel y DC norteamericanas.

En la trayectoria de Toriyama se une la influencia de Walt Disney (101 dálmatas le asombró de pequeño) con la de la animación japonesa al estilo de Osamu Tezuka (Astro Boy) y, de hecho, su primera incursión en el mundillo del anime profesional fue con una parodia de Star Wars. A partir de ahí, la combinación del estilo norteamericano con el japonés de la animación convivió en los tebeos de Toriyama con parodias de ambas culturas. Su primer gran éxito, Dr. Slump, trata de un inventor de robots que crea una robotita presuntamente perfecta, pero que resulta ser un desastre encantador. Toriyama proyectó tanto en el inventor como en lo inventado su propio ego, entre vago, gamberro e improvisador. A pesar de todo ello, desarrolló una actividad frenética durante lustros, siempre en la cuerda floja de la procrastinación y la arbitrariedad. Pero precisamente ese carácter burlesco, azaroso y caprichoso le dan a sus personajes y sus historias una gracia especial, siendo su sello una ultraviolencia asociada a una megaingenuidad. Como si Jerry Lewis se encontrase con Bambi.

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Tras finalizar Dr. Slump (236 capítulos individuales fueron recopilados en 18 volúmenes, posteriormente continuados en una serie anime, videojuegos y películas), se volcó con lo que sería a la postre la serie de su vida Dragon Ball y su personaje más idiosincrático, Son Goku, nacido en 1984 como un pequeño practicante de artes marciales con cola de mono dotado de una fuerza sobrehumana. Lo más característico de la serie son los torneos de artes marciales que fueron incrementándose de nivel hasta acabar siendo más destructivos que bombardeos termonucleares. Al principio, eran entre humanos, pero fueron intensificándose a medida que aparecían guerreros alienígenas que harían palidecer a Superman, los Vengadores y el mismísimo Thanos.

A partir de los originales 519 capítulos de Dragon Ball se creó toda una franquicia diversificada en cómics, series de televisión, como la famosa Dragon Ball Z, películas y videojuegos. ¿Quién dijo que el arte está reñido con la industria?

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Entre el absurdo más delirante y el dinamismo más ilimitado, tanto las historias del manga como los capítulos del anime convierten a Bola de Dragón en un espectáculo fascinante en el que el tiempo y el espacio dejan de tener mucho sentido para simplemente recrearse en la gozada de enfrentamientos solo comparables a la sucesión de enfrentamientos de Rocky con Apollo Creed, Clubber Lang e Iván Drago. El caso de Bola de Dragón la galería de villanos no le iba a la zaga a la saga del boxeador norteamericano, en un crescendo de fuerza y maldad que partía de Vegeta hasta llegar a Freezer pasando por Piccolo. Como Rocky, también Goku suele mostrar debilidades y es fácil que pierda, pero como el boxeador es un ejemplo de resistencia frente a la adversidad y de superación tanto de circunstancias extremas como de sí mismo, llegando a transformarse en versiones mejoradas de él.

Tanto con Dr. Slump como, sobre todo, con Bola de Dragón, Toriyama regaló a los lectores de sus mangas, así como a los que veíamos sus animes, en un maestro tanto de la animación como de la ética, enseñando las viejas virtudes del civismo, el heroísmo, la amistad entre diferentes, la ejemplaridad, el sacrificio por los demás y la nobleza a las nuevas generaciones, a través de un tipo de entretenimiento tan divertido en el fondo como arriesgado en lo formal.

Sayonara y arigato, sensei Akira Toriyama.

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