
Mafalda, la emblemática niña de moño negro y lógica implacable, cumple 60 años. Sin embargo, pocos conocen el peculiar origen de este personaje, que comenzó como un proyecto publicitario que nunca vio la luz, para luego convertirse en un icono de la cultura y el pensamiento crítico. Su creador, Joaquín Salvador Lavado, conocido como Quino, compartió en entrevistas cómo fue el proceso detrás de la creación de Mafalda, una historia llena de giros inesperados.
Todo comenzó en 1962, cuando Quino fue contactado por la agencia Agens Publicidad para desarrollar una historieta que promocionara una línea de electrodomésticos Mansfield. El concepto era innovador para su época: crear una tira cómica que mostrara una familia típica argentina en la que aparecieran productos de la marca, de manera sutil. La idea era que los diarios publicaran las tiras de forma gratuita, obteniendo publicidad encubierta sin pagar comisiones. Quino aceptó el reto y se sumergió en el proyecto, creando los primeros bocetos de los personajes. Aunque aún no tenían la personalidad y apariencia definitiva, el núcleo de Mafalda ya estaba allí, aunque con algunas diferencias notables en el diseño inicial: piernas más largas y delgadas, y aún sin los gestos tan característicos que luego la definirían.
La elección del nombre
El nombre de Mafalda fue, como muchas cosas en su historia, un golpe de suerte. La agencia exigía que los nombres de los personajes comenzaran con "M", en relación con la marca Mansfield. En una entrevista Quino recordó que, mientras veía la película argentina Dar la cara de José Martínez Suárez, oyó el nombre "Mafalda" cuando un personaje presenta a una niña en la escena. "Viendo una película que se llamaba Dar la cara, en la que trabajaba Fabio, me acuerdo que alguien entra en un dormitorio y hay un moisés. Le dicen: ‘Qué linda la nena, ¿cómo se llama?’ ‘Mafalda’, dice alguien. Y ahí apareció el nombre."
Cuando Quino presentó sus bocetos finales a Agens Publicidad, el proyecto recibió una sorpresa amarga: las publicaciones no aceptaron publicarlas sin una comisión, y la agencia desistió. Así, Quino archivó los dibujos, sin imaginar que, dos años después, volvería a tomar esos bocetos para dar vida a un personaje que traspasaría generaciones.
El resurgimiento de Mafalda en 1964
Fue en 1964 cuando el destino intervino una vez más. Un amigo de Quino, el periodista Julián Delgado, le preguntó si tenía alguna historieta para publicar en la revista Primera Plana. Quino desempolvó sus bocetos de Mafalda y propuso este proyecto olvidado. Delgado aceptó y acordaron publicar dos tiras semanales. La primera tira de Mafalda apareció el 29 de septiembre de 1964, y en ella la pequeña ya mostraba su inconfundible personalidad: curiosa, desafiante y con una percepción aguda del mundo adulto.
Desde sus primeras apariciones, Mafalda desarrolló una capacidad única para criticar temas sociales. Su rechazo a la sopa, por ejemplo, se convirtió en un símbolo de resistencia frente a lo impuesto, y sus diálogos abordaron con una frescura única temas como el consumismo, el medio ambiente y los estereotipos de género. Mafalda rápidamente se ganó un lugar en el corazón de los lectores y se consolidó como la voz crítica de una generación.
La estatua de Mafalda en Madrid
Para conmemorar este aniversario, la editorial Penguin Random House donó una estatua de Mafalda al Ayuntamiento de Madrid, la cual fue instalada en el centro cultural Matadero Madrid el 28 de octubre. Esta figura, que es la duodécima dedicada a Mafalda en el mundo, mide 80 centímetros de altura y se encuentra sentada en un banco, lo que permite a los visitantes tomar asiento junto a ella. La primera estatua fue creada en Buenos Aires en 2009, en colaboración con el escultor Pablo Irrgang, con la intención de conectar a la gente con el espíritu crítico y cercano de Mafalda.
Una escultura de Mafalda en el Matadero recuerda que Quino "fue feliz en Madrid".https://t.co/qdUd3dbwrT pic.twitter.com/bvx9pynIUe
— EFE Noticias (@EFEnoticias) October 28, 2024
El legado de Quino
A través de Mafalda, Quino plasmó sus inquietudes, su rechazo a la injusticia y su deseo de un mundo mejor. Aunque Quino falleció el 30 de septiembre de 2020, su obra sigue siendo universalmente aclamada. Para conmemorar estos 60 años de Mafalda, se organizan exposiciones en España, Argentina y Chile, recordando la vigencia de su mensaje. Hoy, la pequeña rebelde de moño negro continúa siendo un símbolo en defensa de la libertad, el humanismo y la paz, cuestionando al mundo con la misma intensidad de sus primeros días.
Quizás, si Mafalda pudiera mirar el mundo hoy, seguiría con la misma mezcla de asombro y desencanto que la caracteriza. Tal vez, ante los problemas que aún persisten, repetiría con su clásica sinceridad: "Paren el mundo, que me quiero bajar".

