Las novelas románticas de Sylvia Day (California, 1973) arrasan en medio mundo. La autora estadounidense de origen japonés ha sabido diferenciarse en un género bastante atestado para imponer sus títulos desde hace ya dos décadas. Al erotismo y relaciones amorosas que se presuponen les inyecta un suspense que engancha a millones de lectores. Es la autora de la serie Crossfire, número 1 en 28 países, con más de 20 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
Visita España por primera vez, donde cuenta con más de 600.000 lectores, para presentar su nueva bilogía: Soy parte de ti y Eres todo para mi, ambas publicadas, con dos meses de diferencia, en Espasa. Están protagonizadas por una rica y ambiciosa familia al frente de un imperio farmacéutico. Kane Black, es un atractivo viudo, "bastante playboy", que cree ver en las calles de Manhattan a su mujer, a la que daba por muerta desde hace seis años. Este fantasmal regreso da inicio a un peligroso juego psicológico que desatará pasiones en la alta sociedad neoyorquina y pondrá en juego el futuro de la familia. El desenlace ocurre en la segunda parte cuando Lily, la esposa, en su apuesta por salvar lo que ama, se ve envuelta por el deseo y venganza.
"Normalmente, las novelas románticas son libros escritos por mujeres y para mujeres, y vivimos en una sociedad que todavía no entiende por qué las mujeres necesitan esta vía de escape", admite Day a Libertad Digital. "Para enganchar a un lector necesitas que haya ritmo, que acabe un capítulo y necesite empezar el siguiente, pero la conexión con los personajes es lo más importante. Es muy difícil identificarse con personas perfectas. Conectamos con los demás a través de sus defectos. Esos rasgos de ellos que ves en tí son muy importantes a la hora de contar una historia. Las mujeres son tan complejas y tan fascinantes. Tenemos un lado emocional que nos hace ser feroces", añade.
Sus personajes avanzan movidos por instintos primarios y cree que el amor "es la mayor de las ambiciones" porque todos estamos "buscándolo, cuidándolo e intentando hacerlo crecer".
"En una novela romántica sabes que alguien se va a enamorar", admite, pero le gusta incluir temas de calado social que contrasten con las escenas más rosas, como el crimen organizado o la trata de personas: "Es muy importante que los libros estén enraizados en la realidad. Los momentos románticos pueden ser parte del placer, pero la historia pone el foco en temas que atañen a las mujeres y a la forma en la que vivimos en esta sociedad. Espero que los libros puedan generar consciencia sobre estos asuntos. Leemos romances y vemos héroes, y esto es fantástico, pero las mujeres son las conductoras de mis historias y es importante que hablemos de temas femeninos y de ciertas situaciones. Admiro a muchas mujeres que han estado en mi vida por su fuerza, resiliencia y habilidad para sobreponerse, y esos rasgos aparecen en mis trabajos".
Amor y mucho sexo
Desde que se convirtiera en una de las escritoras más leídas en el año 2000, cree que su estilo se ha mantenido aunque ha hecho más complejos a sus personajes. "Ahora tienen más defectos. Mis hombres siempre han sido machos alfa protectores y mis mujeres inteligentes y ambiciosas, ajenas a las expectativas sociales, pero ahora todos los personajes son más grises moralmente que cuando empecé, ahora me resultan mucho más fascinantes".
El sexo está muy presente en sus novelas. "Mis personajes tienen problemas a la hora de comunicarse verbalmente, ya sea por miedo a parecer vulnerables o porque no tienen confianza, pero no se expresan verbalmente y sí físicamente. Pueden trasladar lo que sienten y piensan a través del sexo. Cada escena erótica está diseñada para trasladar esa discusión no verbal que ocurre entre ellos. Si no son vitales, las saco. Tiene que haber un punto de conexión", defiende.
"Esas escenas me salen solas", confiesa. "Te voy a ser sincera - dice entre risas -. Hay veces que después de escribir lo releo y pienso 'uy, esto no lo puedo escribir, lo tengo que sacar'. Me da vergüenza, pienso que me he pasado y borro, pero la mayoría de las veces dejo hacer a los personajes. Son dos personas tratando de conectar a través de una interacción física-.
Crítica y público
Day presume de contar con el favor del público y de l crítica: "He tenido mucha suerte de tener éxito comercial pero además suerte con la crítica. He contado con reseñas fabulosas en medios muy relevantes. En EEUU, a menudo, los libros que son comerciales no tienen buena crítica. Cuando consigues que ambas cosas funcionen es maravilloso. De todos modos, puede haber un libro que los críticos odien y que no por ello deje de ser muy popular".
"Cuando comencé a escribir se me describía como la autora de novela romántica de nuestra generación y era algo muy halagador. Me hacía prestar más atención a los mensajes y los temas que incluía en mis libros. Soy consciente de que otros escritores toman mi trabajo como ejemplo a emular y por eso los mensajes de mis libros deben ser positivos, sólidos, con mujeres seguras de sí mismas. Es una responsabilidad".
Sylvia Day se define como introvertida y admite que ser reconocida por la calle le ha cambiado la vida. Ha experimentado en primera persona el fenómeno fan. Son miles de lectoras las que esperan pacientemente horas para obtener una firma. "Me he tenido que abrir más de lo que me gustaría, pero no puedes tener éxito y sentirse resentida por ese éxito. Estoy muy agradecida. Yo también he tenido mis momentos fan. Lisa Kleypas es una de mis autoras favoritas y cuando la conocí me puse tan nerviosa que creía que me iba a dar un ataque. Me pasa también con Nora Roberts. Ante todo soy lectora y luego me hice escritora, de modo que tengo la misma reacción que mis seguidoras con otras autoras admiradas".