Menú

Agustín Martínez: "Hay una crisis de identidad en Occidente y nuestra moralidad se tambalea"

El escritor y guionista lorquiano publica El esplendor, un thriller con tentáculos en las bajezas humanas, la mentira y la II Guerra Mundial.

El escritor y guionista lorquiano publica El esplendor, un thriller con tentáculos en las bajezas humanas, la mentira y la II Guerra Mundial.
El escritor Agustín Martínez en una de las islas del Canal de la Mancha | Javier Ocaña
el-esplendor.jpg

Anna Anderson fingió ser Anastasia Romanov, hija del zar Nicolás II. El español Enric Marco vivió años como un superviviente del Holocausto cuando en realidad trabajó para los nazis. Fred Demara dijo ser monje, marino, carcelero y hasta cirujano por el puro placer de vivir distintas vidas, casi con la misma facilidad de quien lee un libro para adentrarse en una nueva aventura. La figura del impostor es un filón literario, bien lo supo ver Patricia Highsmith en El talento de Mr. Ripley, y es el punto de partida de El esplendor (Planeta), la nueva novela de Agustín Martínez (Lorca, 1975). "El tema principal es la identidad. La figura de alguien que deja su pasado atrás y se reinventa, toma una nueva identidad, es un asunto que me fascina. Son personajes turbios moralmente", dice el autor a Libertad Digital.

"La posibilidad de reinventarte, sea cual sea tu pasado, es una fantasía del ser humano. Es hacer punto y aparte en tu vida y seguir como si no existiese el pasado. Pero es un error, un imposible, el pasado termina por aparecer. Hay que hacerlo parte de tu identidad y seguir hacia delante. La pulsión escapista del ser humano está ahí", asegura Martínez.

Rebeca y César son sus protagonistas. Una pareja en crisis "erigida sobre el barro porque no conocen sus pasados" pero que se quiere. Rebeca trabaja como "cazaherencias". Cuando alguien fallece sin herederos, busca familiares para, a cambio de un suculento porcentaje, tramitar la cesión de los bienes. "Tiene que reconstruir la vida de alguien que ha fallecido y buscar a su familia, hace una investigación alejada de la típica policial", explica Martínez. "Los dos tienen una ambición que es bastante común puesto que todos vemos a nuestro alrededor una gran cantidad de imágenes de gente que disfruta de los lujos de la vida y no tenemos acceso. Ellos quieren encontrar un atajo para entrar en ese mundo de élite. Esas vidas de millonarios, actores y empresarios nos parecen enviables".

Rebeca viaja para cerrar un caso que promete jugosas ganancias y a su regreso César la halla con una crisis catatónica. "Esa situación es producto de un estrés postraumático. César se da cuenta de que estaba perdiendo a Rebeca y necesita encontrar la verdad".

¿Después del dinero?

Lo novela se adentra en las sombras de la humanidad y las bajezas más despreciables. "Hay un momento en el que el dinero no te puede ofrecer más. Cuando se tiene todo el dinero, ¿qué se busca después?", se pregunta Martínez, que inserta en el relato una referencia evidente a la cinta de Stanley Kubrick Eyes Wide Shut. No hay que irse a la ficción, más bien basta con abrir el periódico. "El multimillonario Jeffrey Epstein tenía entre sus propiedades una isla en las que montaba fiestas salvajes y abusaba de menores. También tenemos el caso P. Diddy. Cuando lo tienes todo, vas a seguir deseando. La novela plantea que cuando el dinero te provoca insatisfacción, qué más se quiere. Eso te puede convertir en un monstruo". Precisamente, el título de este thriller, El esplendor, "condensa lo que está buscando esa élite, algo por encima de cualquier placer, la sensación de esplendor".

Martínez reflexiona sobre los objetivos vitales: "Hay una crisis de identidad en Occidente. Hemos perdido el norte, no tenemos claro nuestro objetivo vital y eso hace que nuestra moralidad se tambalee". Cree que funcionamos a través del "miedo" y apunta al papel de las religiones para mantener cierto equilibrio: "Ya no tienen el peso que tenían y la sociedad no ha conseguido ofrecer una alternativa al nivel de Dios. Se pueden desvirtuar los sistemas morales. Si no hay miedo al castigo, si las élites se saben por encima de cualquier castigo, puedes hacer lo que quieras".

Nazis en suelo inglés

Siguiendo el rastro del dinero, el autor llegó a las islas del Canal de la Mancha, el único territorio inglés que fue ocupado por los nazis, convertidas actualmente en un paraíso fiscal. Allí descubre Alderney, la más alejada, conocida durante la guerra como "la isla del demonio" por albergar Lager-Sylt, un campo de concentración con trabajadores levantando el Muro Atlántico. "Estuvo ocupado desde el 31 al 45 y fueron a parar allí muchos presos españoles. La isla ha hecho un gran esfuerzo de ocultación de su pasado. Inglaterra se quitó de en medio y no defendió las islas del Canal de la Mancha. En Alderney quedaron seis personas, se la dejaron a los nazis. Cuando terminó la II Guerra Mundial, prefirieron construir un relato edulcorado y no investigar. El Gobierno británico dijo haber cogido y ejecutado a Max Lis, el jefe del campo de concentración, pero apareció 20 años después tranquilamente viviendo en Berlín con su familia".

agustinmartinez--campo-sylt.jpg
Agustín Martínez en la entrada del campo de concentración. | Javier Ocaña


Las cifras de españoles que fueron recluidos en este siniestro lugar varían según las fuentes. "Hay un libro de un superviviente español, Joan Dalmau, que decía que en total en las islas del Canal de la Mancha hubo 10.000 españoles de los que sobrevivieron 58. Es difícil saber la verdad porque no hay cuerpos porque no hubo enterramientos. La mayoría los arrojaban al mar"

Hoy en día, las islas del canal de la Mancha son un paraíso fiscal, lleno de empresas fantasmas y testaferros. "Aparentemente es un lugar pobre, sin turismo, con pocos habitantes. Son sedes de las mayores empresas de juego online del mundo, pero el dinero no está allí. Juegan con otras normas creadas por una élite".

agustinmartinez-fort-clonque.jpg
Una de las fortificaciones de las islas. | Javier Ocaña

Además de escritor, Martínez es guionista y se ha dedicado durante más de 30 años a la televisión. "Cuando escribo una novela, no pienso en la adaptación. El mundo audiovisual está muy pendiente de la literatura, pero no es mi plan original con este thriller", dice.

También es un tercio de Carmen Mola, junto a Antonio Mercero y Jorge Díaz. "Llevamos ocho años juntos y he aprendido mucho con ellos como escritor porque tienen mucho talento. Esta no es una novela de Carmen Mola, es diferente". Bajo ese pseudónimo, ganaron el Premio Planeta. "Estaría curioso ganarlo en solitario, tengo que sentarme con un abogado y leer las clausulas", bromea.

En Cultura

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura