Françoise Hardy, una de las voces más representativas de la canción francesa durante los años 60 y un icono no sólo de la música sino también de la moda y el estilo, ha fallecido este martes a los 80 años, según el mensaje que ha colgado en instagram su propio hijo, Thomas Dutronc.
Desde que en 1962 grabó Tout les garçons et les filles, logró una popularidad inmediata, que además transcendió las fronteras francesas, lo que no había ocurrido hasta entonces con casi ninguna artista femenina de su país. La canción se convirtió de forma casi inmediata en un himno generacional y ha vendido desde entonces millones de copias.
Su belleza y su estilo la convirtieron también en un icono de la moda, y fue musa de alguno de los diseñadores más destacados de la época como André Courrèges o Paco Rabanne.
Además también saltó a la gran pantalla participando en muchas películas importantes. Entre sus títulos más destacados están, por ejemplo, Un castillo de Suecia, ¿Qué tal, Pussycat? o Grand Prix.
Desde hace más de veinte años, la emblemática cantautora sufría un cáncer del sistema linfático y de faringe, cuyos efectos secundarios de la radio e inmunoterapia provocaron que sus días "fueran un infierno", según declaró en una entrevista. Desde entonces, Hardy defendió públicamente la regularización de la eutanasia en Francia y se dirigió incluso a Emmanuel Macron en una tribuna de prensa para reclamar una muerte digna y legal.