
Todos los años en el día de Año Nuevo las casas europeas se llenan de los deliciosos vals de la familia Strauss, con especial presencia de las composiciones del padre y del hijo. Pero, ¿sabían que el primero prohibió al segundo el dedicarse a la música? ¿Por qué? ¿Por temor a que el hijo superara al padre? ¿A que su ingenio fuera demasiado? No. Sencillamente el padre no quería que el hijo pasara por lo que él tuvo que pasar.
Una trágica infancia y difícil juventud
Viena, 1804. Nacía en el seno de una humildísima familia Johann Baptist Strauss, a quien ahora conocemos como Johann Strauss I. La Europa en la que el pequeño Strauss se hizo hombre era inestable, revuelta, ¡revolucionaria! La amenaza republicana avanzaba con paso firme sobre los hombros de Napoleón y las guerras trajeron hambruna a las calles y a las familias como la de Strauss.
En apenas cuatro años perdió a su madre por tifus y a su padre, que apareció ahogado en el Danubio azul… Huérfano, Strauss aprendió el oficio de encuadernador y, en sus ratos libres, aprendió a tocar el violín… Una afición que pasó a convertirse en pasión, una que no dudó en perseguir costase lo que costase…
¡Y costó! Fueron muchos los años de penurias, de giras europeas en carruajes nauseabundos, de conciertos tras conciertos sin apenas descanso hasta que llegó la estabilidad económica y el éxito en sociedad. El sufrimiento hizo mella en el espíritu de Strauss que, cuando recibió a su primer hijo un 25 de octubre de 1825, juró y perjuró que ninguno de sus descendientes se dedicaría jamás a la música.
Strauss hijo desafió a su autoritario padre
Pero Strauss padre no contaba con una circunstancia del destino, que es muy cuco cuando quiere. El primogénito, Johann hijo al que cariñosamente llamaban Shonny, demostró desde sus primeros años de vida una predilección y pasión por la música semejante a la de su padre. De hecho, compuso su primer vals a los 6 años y lo tituló Erster Gedanke, Primer pensamiento.
Strauss I nunca se caracterizó por ser un padre cercano o cariñoso… Pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa, trabajando, dirigiendo o componiendo y, precisamente por eso, el pequeño Shonny pudo evadir la prohibición de su padre. Tras mucho insistir, logró que el primer violinista de la orquesta de Strauss I le enseñase a tocar el violín, pero… Nada dura para siempre y esto no sería una excepción.
Un buen día, Strauss padre descubrió la traición de su hijo. Como digo, Johann I era un hombre parco, serio e, incluso, violento. Tras enterarse dio a su hijo semejante paliza, que de su mente escapó definitivamente la posibilidad de dedicarse a la música. Así, en los años siguientes, continuó con sus estudios para abogado sin rechistar.
Todo cambió un día de verano de 1843. Fue entonces cuando Johann Strauss I abandonó a su familia y desveló a los suyos la existencia de una segunda familia e ilegítima familia Strauss. El padre confesó que, desde hacía una década, mantenía una relación extramatrimonial con Emilie Trampusch y, juntos, habían alumbrado la friolera de ocho hijos… Comprenderán que la reacción de su esposa, Anna Strauss, no tardó en llegar.
La venganza de Anna Strauss y el debut de Johann II
Anna dejó pista libre a su hijo Shonny para que se dedicara a lo que buenamente quisiera, solicitó el divorcio de su marido y se aseguró de que el joven Johann II tuviera un buen lugar en el que debutar como director de orquesta. Un 15 de octubre de 1844, en el lujoso Casino Dommayer, la carrera de Strauss II dio comienzo con un éxito descomunal.
El padre estaba furioso, ¡rabioso! De cara a la galería quiso restar importancia al agravio de su hijo:
"¡Cielo santo! Ahora el chico quiere componer vals, algo para lo que no tiene ni la más mínima preparación. Ni siquiera es fácil para mí, después de todos estos años, el crear algo nuevo en ocho o doce compases…" – Johann Strauss I, 1844.
Pero el mocoso fue un éxito tan grande, que Strauss I se juró no volver a hablarle.
Una reconciliación in extremis
Dos años tuvieron que pasar para que Johann hijo dejase atrás su orgullo y se decidiera a hacer las paces con su progenitor. Un 23 de junio de 1846, el joven y un par de amigos se colocaron bajo las ventanas de la casa de Strauss y ofrecieron una emotiva serenata como ofrenda de paz. El compositor, que se hizo de rogar, finalmente bajó y así padre e hijo se fundieron en un cálido abrazo que cerró por siempre las heridas que hasta entonces habían dolido tanto…
Tres años más tarde, en 1849, Johann Strauss padre fallecería de escarlatina a los 45 años y su hijo alcanzaría una fama internacional que resiste hasta el día de hoy. Así, cada vez que escuchen la Marcha Radetzky o el Vals del Emperador o la Tritsch Tratsch Polka sepan que en todas las familias cuecen habas… ¡Y los Strauss no fueron una excepción!
Reparto de El Teatro de la Mañana:
- Johann Strauss I, Dani Palacios.
- Johann Strauss II, José Ramón de las Peñas
- Anna Strauss, Laura Pons.
- Josef Strauss, Sergio Valentín
- Johann Strauss II niño, Carmen Arreaza.
- Extras e indicativos, Jaume Segalés.

