Decir que La Zarzuela vive, cuando sus títulos emblemáticos están cada vez menos presentes en las programaciones de los festivales estivales, como "los veranos de la Villa" madrileños, suena a utopía de viejos aficionados, pero al menos nuestro género lírico, genuinamente español, sobrevive, por añadidura en plena canícula. ¿Hablamos de un milagro?
Estos días, concretamente en la tarde del viernes 8 de agosto, el XII Festival lírico de Medinaceli acogerá en el Patio de su Palacio Ducal el estreno, en su forma orquestal definitiva de una zarzuela, estrenada el pasado año en la madrileña localidad de Alcobendas en versión de piano. ¿Su título? "El café de la rima ondulante".
¿Sus autores? La partitura es de un músico respetado y acreditado en el mundo lírico, el maestro Manuel Valencia; el libro, adaptación lírica del libreto del mismo título, se debe a Fernán de Valder: un abogado-poeta, o si quieren mejor, poeta-abogado, dotado, como bien demostró en el estreno de su obra, no sólo del numen de la inspiración. poética, sino también de ese indefinible don que llamamos "gracia".
Fernán es también uno de los personajes, "Berenjeno de la Vainilla", un desternillante y ceceante cantaor de flamenco que nos hará pasar un buen rato con sus parodias y sus "jipíos".
La comicidad innata del autor requiere ser "coreada" con sus correspondientes píldoras de gracia por parte de toda la compañía, como ese "chino", José Tejado, la aparentemente inocentona asturiana, el cubano, que parece emular a Lecuona de mano de la inspiración del maestro Valencia. No nos hagan dar más detalles para no contar los chistes 'por el final.
¿Y cante flamenco?. Sí: pero compuesto con calidad y respeto y ejecutado por Valder como si quisiera recaudar una lluvia de hortalizas, que es lo que dice merecer en su graciosa autocrítica.
No son pocos los ejemplos de abogados, literatos o médicos que adquirieron fama como libretistas de zarzuela, seguramente estamos ante uno de estos caos, éste contemporáneo. Fernán es inventor de una forma de rima, que él denomina "rima ondulante". Al llevar su comedia al terreno musical esta forma métrica y casi siempre cómica ha tenido que ceder terreno al ritmo musical de la partitura, pero no importa: el maestro Valencia y el poeta Fernán de Valder se entienden bien y llevan a buen puerto le el difícil desafío
No vamos a detallar los nombres que figuran en el reparto; destaquemos que hay música y coro, todo en formato breve, y que los cantantes son eso: cantantes líricos de suficiente solvencia, que además saben hacer brotar la sonrisa y, cuando procede, la carcajada. Con el autor a la cabeza en este sentido.
Manuel Valencia, autor de la partitura; al piano y al frente de la dirección musical muestra que su musa "puede con todo"; tras su composición para "La casa de los siete balcones", donde nos impresionó por su dramatismo y virtuosismo, ahora no deja de sorprendernos con su facilidad para la parodia, y lo cómico. Valencia justifica plenamente en esta obra la merecida solvencia que se le reconoce entre los fieles al género.
Federico Figueroa, muy conocido a nivel internacional por su labor de promoción del género lírico, será de Dirección de este espectáculo, sin duda más ingenioso que clasicista. Y precisamente por ello, de elevada dificultad.
Poco más que añadir: variedad de ritmos y formas de canto y de cate, fino humor y poesía "por lo fino" de Valder, ni un ápice de mal gusto y un final optimista y sorprendente: todo esto es "El café de la rima ondulante"
Sabemos que en este reestreno, en la tarde del viernes ocho y en un marco tan bello como el Palacio Ducal de Medinaceli, estarán presentes jóvenes periodistas de nuestra casa, así que tendrán crónica, no se pierdan nuestras agendas culturales, mientras tanto vean detalles en el cartel de este "XII Festival Medinaceli Lírico."
Mientras tanto les invitamos a reflexionar sobre la situación de precariedad por la que atraviesa un género lírico de tanto valor como nuestra Zarzuela, recientemente elevado a la condición de "Patrimonio Inmaterial de la Humanidad". Sólo cabe achacar la situación de abandono en que se encuentra por parte de las televisiones y de numerosos instituciones públicas, a la ignorancia o el complejo de tantos programadores que creen ver "caspa" donde brillan la belleza, el clasicismo, la inspiración y la historia.
Mientras estos acomplejados que niegan a la zarzuela el pan y la sal, rendidos a la música y el musical de corte anglosajón, bien subvencionado y mejor promocionado, la zarzuela sobrevive no sólo a base del esfuerzo de los Teatros Nacionales, como el de la calle Jovellanos, que, por cierto, viene logrando rejuvenecer 'progresivamente la edad media de los asistentes, sino también del entusiasmo de algunas compañías privadas que no sólo ponen en juego su esfuerzo, sino también su patrimonio.
Por eso, defendiendo la economía del mérito y el esfuerzo liberal, frente a la simple "cultura de la subvención", nos atrevemos a recomendar una excursión lírica por la bella localidad de Medinaceli.
Vivan la Zarzuela y los valientes, o ¿nos atrevemos a decir "los héroes?