
El Ministerio de Defensa tiene puesto desde hace años el cartel de "se vende" a una decena de aviones de transporte A-400M. Y sigue buscando de forma activa a un país o varios países que puedan quitarles de las manos las unidades de más que se pidieron a Airbus hace más de una década para que la multinacional europea instalase en Sevilla una de las factorías de montaje de esta aeronave militar.
Así lo ha confirmado una vez más la ministra de Defensa, Margarita Robles, que este martes ha comparecido ante la comisión mixta (Congreso-Senado) de Seguridad Nacional en la Cámara Baja para tratar varios aspectos relativos a su departamento y que, en el turno de réplica de los parlamentarios, ha sido preguntada por el problema que supone el exceso de peticiones realizado en su momento por este departamento –entonces dirigido por Carmen Chacón–.
España se comprometió en 2011 a adquirir 27 unidades del avión de transporte A400-M pese a que sabía que no tenía intención de quedarse con todos, pero primó la creación de empleo con la implantación de la mencionada cadena de montaje en la capital andaluza. Se pensó en quedarse con 14 unidades y dedicar las otras 13 unidades a la exportación, buscando un país que adquiriese las unidades.
Trece años después, ningún gobierno de España ha conseguido vender ninguna de las 13 aeronaves que no se va a quedar el Ejército del Aire y el Espacio. Sí ha habido un cambio en el planteamiento de Defensa, pues ha aumentado de 14 a 17 el número de aeronaves que se va a quedar, pero sigue pendiente encontrar qué país se hará cargo de las otras 10 unidades que no van a acabar en las bases aéreas españolas.
La llegada del A400M fue un salto cualitativo en las capacidades del Ejército del Aire y el Espacio, pues puede transportar el doble de carga a la misma distancia o la misma carga al doble de distancia que los viejos C130 Hércules de fabricación estadounidense que estaban en servicio. Y ha sido fundamental en evacuaciones internacionales de urgencia como las de Afganistán, Sudán o Níger.
Pero, pese a ello, está siendo complicado vender unidades en el mercado internacional más allá de los países que se unieron inicialmente al consorcio (Alemania, Francia, Reino Unido, España, Turquía, Bélgica y Luxemburgo), debido principalmente a la competencia de aviones similares fabricados en Estados Unidos y Rusia. Sólo han conseguido colocarse unidades en Malasia, Kazajistán e Indonesia.

