
El pasado mes de octubre la tragedia se cebó con el Ejército del Aire y el Espacio. El teniente coronel Pablo Estrada Martín perdió la vida al estrellarse el caza F18 Hornet que pilotaba durante unos ejercicios aéreos de adiestramiento a baja altitud en el espacio aéreo de Teruel. La nave se precipitó contra el suelo sin que el piloto pudiera eyectarse y sin que el otro piloto del Ala 12 (Torrejón de Ardoz, Madrid) que participaba en los ejercicios viese las causas del siniestro.
La investigación técnica de los hechos quedó en manos de la CITAAM (Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares), que se encarga de desentrañar, empleando los datos técnicos de la aeronave y los restos presentes en el lugar de la tragedia, las causas que pudieron provocar el accidente. Es un órgano que se ocupa de todos los accidentes aéreos militares, no sólo del ocurrido el pasado 4 de octubre en la provincia aragonesa.
En las últimas horas este organismo ha elaborado un informe preliminar en el que señala como hipótesis más probable del accidente el impacto frontal con un buitre de gran tamaño, que provocó la rotura de la cúpula del avión y de varios instrumentos de la parte superior de la cabina. El casco del piloto fue hallado de forma inopinada el 20 de noviembre a 4 kilómetros del lugar donde colisionó la aeronave, junto a restos de la cúpula y del interior de la cabina.
Los datos recabados de los ordenadores de la aeronave indican que en el momento del impacto con el ave, el teniente coronel Estrada volaba en formación táctica con su líder, en paralelo a 2 kilómetros de distancia, a una velocidad de 800 km/h -relativamente baja para las capacidades de un caza- y una altura de 220 metros sobre el terreno. Tras la colisión, la aeronave prosiguió su vuelo de forma no gobernada, es decir, sin control, hasta el impacto con el terreno.
El informe dice que "no puede inferirse error humano alguno que contribuya al accidente", es decir, que no hubo ningún error por parte del piloto que provocara el accidente; que la aeronave se encontraba "apta para la tarea y la exigencia inherente a la misión encomendada", es decir, que estaba en perfecto estado; y que la misión estaba diseñada sobre un perfil de vuelo en una ruta autorizada, dentro de un área de entrenamiento habitual en la provincia de Teruel.
Hace menos de diez días, durante un encuentro con medios de comunicación, el mismo en el que se avanzó que el Ejército del Aire contempla opciones más allá del F-35 para sustituir a una parte de sus cazas F18, el Jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), general del Aire Francisco Braco, ya avanzó que la hipótesis principal de la investigación del accidente se estaba centrando en un colisión frontal con un ave de grandes dimensiones.
El teniente coronel Pablo Estrada Martín, que estaba casado y con cuatro hijos, tenía una brillante trayectoria profesional. Se encontraba destinado en el Ala 12, en la base de Torrejón, en calidad de jefe del Grupo de Material, donde lideraba un equipo de más de 300 personas. Con más de 2.300 horas de vuelo, estaba considerado como un piloto de alta experiencia.
En 2024, fue Jefe de Fuerza en el Destacamento Vilkas, en Lituania, en el marco de la operación OTAN Baltic Air Policing, rotación 65 (BAP-65). Anteriormente, había participado en dos ocasiones en la misión ISAF en Herat (Afganistán), en 2007 y 2008. Contaba con tres Cruces al Mérito Aeronáutico con distintivo blanco, la Cruz y la Encomienda de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, así como la medalla OTAN Artículo 5.

