
El techo de gasto a largo plazo de los nuevos 31 nuevos Programas Especiales de Armamento (PEM) que son parte del Plan Sánchez para alcanzar la inversión del 2 por ciento del PIB en Defensa ya tiene una cifra exacta. Son 34.000 millones de euros. Ahora, lo habitual es que este tipo de programas terminen costando algo más de lo presupuestado inicialmente, por imprevistos en su desarrollo y fabricación, por lo que la cifra final podrá aumentar.
El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el último paquete de programas que estaba pendiente, tal y como anunció el pasado viernes la ministra de Defensa, Margarita Robles, en su comparecencia ante la Comisión de Defensa del Senado. Unos proyectos que tienen como objetivo modernizar a las Fuerzas Armadas, dotándolas de nuevas capacidades, recuperando algunas perdidas y sustituyendo sistemas que están al final de su vida operativa.
El primer paquete de programas fue aprobado en el Consejo de Ministros del pasado 11 de junio, cuando el Ejecutivo aprobó la financiación a largo plazo de 12 nuevos programas de armamento valorados en 15.000 millones, pero no dio ningún tipo de detalle sobre cuáles eran o de dónde salían. Fue la propia ministra la que clarificó el pasado viernes que eran la primera parte del Plan Sánchez para el 2 por ciento del PIB en Defensa.
Esos 34.000 millones de euros será el total a invertir en estos programas durante los próximos doce ejercicios presupuestarios, exactamente, en los comprendidos desde el año 2026 a 2037, puesto que la aportación económica para 2025 está incluida en la partida de 10.470 millones de euros que el Ejecutivo aprobó asociada al denominado Plan Industrial y Tecnológico de la Seguridad y la Defensa para este año.
Una vez superado este primer trámite, el Gobierno tendrá ahora que empezar a sacar los diferentes concursos públicos adelante. Su intención, según han explicado varias veces los responsables del Ministerio de Defensa, es que el proceso de todos los PEM pueda iniciarse antes de finales de año, aunque la propia ministra ha reconocido que la burocracia puede hacer que esto vaya con más retraso de lo deseado.
Estos nuevos 31 Programas Especiales de Modernización (PEM) abarcan desde vehículos de combate sobre cadenas o el futuro carro de combate europeo, hasta la actualización de artillería autopropulsada –con la incorporación de sistemas a ruedas–, radares de localización de fuego indirecto o nuevos sistemas de movilidad táctica, como los vehículos lanzapuentes para el Ejército de Tierra.
El plan también incluye la sustitución del Buque Aprovisionamiento de Combate (BAC) A14 Patiño, la modernización de mitad de vida (MLU) de las fragatas F-100, mejoras en los dos buques de asalto anfibio, la incorporación de un nuevo buque hidrográfico oceánico para la investigación del fondo marino, así como un nuevo y moderno buque de guerra electrónica que sustituya al viejo A111 Alerta.
En el ámbito aéreo, se compra y españoliza el nuevo caza TAI Hürjet, que sustituirá a los viejos F5 Northrop en la base de Talavera la Real, se impulsará el reemplazo de los antiguos C-212 Aviocar por plataformas más modernas de transporte táctico, y se avanzará en el desarrollo caza de sexta generación FCAS. También está prevista la compra de helicópteros multipropósito destinados a misiones de transporte, evacuación y apoyo logístico.
En lo que al tema espacial se refiere, se potenciará la observación terrestre para labores de inteligencia con el lanzamiento de dos satélites radar de apertura sintética. Asimismo, en el entorno digital, está pendiente la nueva radio táctica de las Fuerzas Armadas para mejorar y hacer más segura la comunicación entre las diferentes unidades, un programa empantanado actualmente por el veto a la tecnología de Israel.

