
La firma italiana de construcción naval Fincantieri ha desvelado su hoja de ruta para el próximo lustro, fundamentada en un ambicioso objetivo: obtener 50.000 millones de euros en nuevos contratos. La estrategia de la compañía transalpina se basa en aprovechar el complejo escenario geopolítico actual, que ha disparado la necesidad de seguridad global. Según sus estimaciones, el gasto público global en este ámbito rozará los 2,5 billones de euros para el año 2030.
Para hacer frente a las amenazas cada vez más híbridas y asimétricas, el astillero planea duplicar su capacidad de producción naval militar en Italia. El grupo pretende fortalecer sus alianzas con las principales armadas del mundo y expandirse en mercados clave como Oriente Medio, poniendo el foco tanto en buques de guerra convencionales como en soluciones de alta tecnología para vigilancia y combate antisubmarino.
En el plano puramente financiero, el plan estratégico aspira a un aumento del 40% en la facturación y una mejora sustancial del resultado bruto de explotación. Aunque el motor principal será la seguridad, la empresa mantiene su apuesta por el sector de los cruceros, previendo una recuperación sostenida del turismo, lo que permitirá cerrar la década con un fuerte desapalancamiento de su deuda.
