
La empresa sueca Saab ha logrado un nuevo contrato estratégico en Europa del Este tras adjudicarse un pedido de Lituania valorado en 1.300 millones de coronas suecas (unos 115 millones de euros). El acuerdo contempla el suministro de armas portátiles AT4 y munición para el sistema Carl-Gustaf, reforzando la posición de la compañía como uno de los principales proveedores europeos de sistemas de combate terrestre.
El contrato se articula a través de un marco gestionado por la Administración Sueca de Material de Defensa, que permite a los países bálticos realizar adquisiciones conjuntas. Para Saab, esta fórmula no solo garantiza volumen de pedidos a medio plazo, sino que consolida su presencia industrial en un entorno marcado por el aumento sostenido del gasto militar y la demanda de capacidades antiblindaje.
Los sistemas incluidos forman parte del catálogo más exportado de Saab. El AT4 es un lanzador desechable ampliamente utilizado por ejércitos de la OTAN, mientras que el Carl-Gustaf, en su versión más reciente, destaca por su versatilidad y variedad de municiones. Ambos productos han demostrado su eficacia en escenarios de combate reales durante la última década.
Desde la compañía subrayan que el contrato refuerza la confianza internacional en sus soluciones. El responsable del área Dynamics de Saab ha destacado que estos sistemas permiten a los soldados operar con mayor precisión, flexibilidad y seguridad, elementos clave en conflictos modernos caracterizados por la movilidad y la amenaza constante de vehículos blindados.
Este nuevo encargo se suma a una cartera de pedidos en expansión para Saab, impulsada por la guerra en Ucrania y el rearme acelerado de los aliados occidentales. La empresa ha incrementado su carga de trabajo en municiones, armas portátiles y sistemas terrestres, áreas que se han convertido en prioritarias para numerosos gobiernos europeos.
Con acuerdos como el firmado con Lituania, Saab afianza su papel como actor central en la arquitectura de defensa europea. La compañía se beneficia de un contexto geopolítico que ha devuelto protagonismo a las capacidades convencionales, mientras consolida una base industrial preparada para sostener la producción a largo plazo y responder a nuevas demandas militares.
