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Argentina supera a Rusia y será el rival de España en la final de la Copa Davis

Argentina será el rival de España en la final de la Copa Davis 2008, que se disputará del 21 al 23 de noviembre, al superar a Rusia por 3-2 en la semifinal disputada en Buenos Aires. En el quinto y decisivo partido, Juan Martín de Potro vencía a Igor Andreev por 6-4, 6-2 y 6-1, horas después de que David Nalbandian perdiera ante Nikolay Davydenko por 3-6, 6-3, 7-6 (7-2) y 6-0.

España, a la final de la Copa Davis
Argentina será el rival de España en la final de la Copa Davis 2008, que se disputará del 21 al 23 de noviembre, al superar a Rusia por 3-2 en la semifinal disputada en Buenos Aires. En el quinto y decisivo partido, Juan Martín de Potro vencía a Igor Andreev por 6-4, 6-2 y 6-1, horas después de que David Nalbandian perdiera ante Nikolay Davydenko por 3-6, 6-3, 7-6 (7-2) y 6-0.

L D (EFE) En la primera jornada, disputada el viernes, Nalbandian superó a Andreev por 7-6 (7-5), 6-2 y 6-4 y Del Potro a Davydenko por 6-1, 6-4 y 6-2. En el dobles, jugado el sábado, Igor Kunitsyn y Dmitry Tursunov vencieron a la pareja formada por Nalbandian y Guillermo Cañas, por 6-2, 6-1, 6-7 (9-11), 3-6 y 8-6.

Del Potro, que el próximo martes cumplirá 20 años y ha debutado este fin de semana como jugador de la Davis en la capital de su país, superaba a Andreev por 6-4, 6-2 y 6-1 en el estadio Mary Terán de Weiss del Parque Roca ante unos 14.000 espectadores. El jugador de Tandil sacó las castañas del fuego que le habían quedado a Argentina tras la caída de Nalbandian, que resignó su invicto en partidos individuales en Buenos Aires y dejó a sus compatriotas con el corazón en la boca con un 2-2 inesperado tras la euforia que provocó el viernes un 2-0 de ensueño en seis mangas.

Marcó terreno Del Potro al comenzar el encuentro con el quiebre de servicio del ruso, con lo cual hizo pie, se puso cómodo, y obtuvo rédito al mantener la ventaja hasta el final de la manga. El partido era parejo y quedaba poco margen para el error debido a que Andreev intentaba siempre tomar la iniciativa. Una bola del juvenil tenista bonaerense dio en la red y cayó muerta del lado del ruso, con lo cual rompió el servicio de este en el quinto juego.

Creció el argentino, acarreó a Andreev por todo el ancho de la pista con remates profundos, cercanos al límite del fondo, se puso 5-2 y con su saque se adjudicó el segundo set con amplitud. Quedaba la impresión de que todo dependería de él en lo sucesivo. Y así fue. Su saque hizo añicos toda esperanza que pudiera quedarle a Andreev, además de su resistencia, su capacidad de movimientos pese a sus casi dos metros de estatura y su vigor para girar en corto y devolver casi todo. Finalmente, fue una paliza.

La frescura y la contundencia del triunfo de Del Potro mandó a la papelera de reciclaje el desencanto que produjo la tarde de perros que tuvo Nalbandian unas pocas horas antes. Una oleada de rumores indicaban de Davydenko había decidido no jugar en la tercera jornada tras haber discutido el sábado con varios miembros de su equipo, al punto de que el en estadio se aseguraba que Nalbandian disputaría el cuarto punto ante Dmitry Tursunov. Pero a la hora del choque, el ruso de origen ucraniano apareció en la pista con cara de póquer, como si nada hubiera pasado.

De entrada, el jugador cordobés parecía que acomodaba el partido a su medida al romper el servicio de su rival en el cuarto juego de la manga inicial y apurarlo para evitar que tomara la iniciativa, a veces arriesgando demasiado. Nalbandian, concentrado al máximo y dispuesto a terminar rápidamente, ejerció una presión agobiante sobre Davydenko, fue menos sutil que en otras ocasiones, le hizo correr de lado a lado con remates largos a los ángulos y ganó el set por 6-3.

Decidido a aumentar las revoluciones de su marcha y por momentos lanzando el segundo servicio como si fuera el primero, el argentino comenzó a fallar en el segundo set y tanta aceleración le jugó una mala pasada. En el momento más flojo de Nalbandian, que cometió 30 errores no forzados y discutió a los gritos con un espectador. Davydenko sacó provecho de todo y emparejó el marcador con un 6-3 inapelable. El desarrollo del partido se mantuvo en ese contexto en la tercera manga. Nalbandian no recobraba efectividad ni con su potencia ni con el intento de algunas sutilezas mientras que el jugador del equipo ruso dominaba con un tenis de manual

Davydenko se puso 5-3 y el argentino igualó con más garra que maña. Pese al esfuerzo del argentino y a haber alcanzado una igualada en seis esperanzadora el europeo, que ya controlaba todo y ponía en apuros al cordobés, remontó, forzó un "tie break" y ganó por 7-2, cerrado con una doble falta del local. El cuarto set fue un repaso abrumador de Davydenko sobre un Nalbandian sin respuestas, exhausto, que nada pudo hacer para evitar la pérdida de su invicto en casa en encuentros individuales de la Davis. Si algo faltaba para hundirlo del todo era ese 0-6.

El ambiente en el escenario de la serie había quedado cargado, denso. El rotundo traspiés del jugador símbolo del equipo argentino causó estupor y mucha preocupación. El frenazo a la ilusión que impusieron la pareja rusa de dobles Igor Kunitsyn y Dmitry Tursunov, y el ucraniano Davydenko, necesitaba de un empujón para que arrancara de nuevo. Se hizo cargo y lo dio el "flaco" Del Potro, el mismo que dijo que estaba dispuesto a correr "hasta morir" por un triunfo, y llevó a Argentina a la final en su debut en Buenos Aires.

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