Por todos es conocida la afición de Pedro Sánchez al baloncesto. El presidente del Gobierno, que durante su juventud militó en las filas del CB Estudiantes —hasta que tuvo 21 años—, es un enamorado del deporte de la canasta. Pero ello no debería impedirle cumplir sus obligaciones, sobre todo con la que está cayendo encima con el caso Pegasus, la trama de supuesto espionaje a decenas de líderes independentistas catalanes y vascos, así como a varios miembros del Ejecutivo central, entre ellos el propio Sánchez.
El caso es que el jefe del Ejecutivo quiere desviar la atención, una vez más, y centra sus prioridades en asuntos mucho más baladíes. Como es, por ejemplo, reunirse en el Palacio de La Moncloa con un grupo de narradores y comentaristas de baloncesto.
Según ha podido saber Libertad Digital, Sánchez se reunió el pasado 3 de mayo —quince días después de que el semanario estadounidense The New Yorker destapara la trama de espionaje a más de 60 políticos, abogados y empresarios catalanes y vascos relacionados con el procés— con 11 comentaristas de baloncesto, entre los que se encontraban los periodistas Antoni Daimiel, Fran Fermoso, Pilar Casado, Guille Giménez y Lalo Alzueta, además de los exjugadores Amaya Valdemoro y Sitapha Savané.
Un encuentro que se produjo por la tarde, durante dos horas, tras la celebración del Consejo de Ministros aquel mismo día por la mañana. En la cita, que tuvo lugar a petición del propio jefe del Ejecutivo y que no figuró en su agenda pública oficial, Sánchez —que mide 1,90 metros— y los comunicadores estuvieron "tomando café y hablando de la NBA".
Asimismo, el presidente aprovechó para enseñarles las instalaciones del Palacio de La Moncloa.
Una imagen que, en definitiva, no deja en buen lugar al presidente, centrado en otros menesteres antes que en dedicar tiempo a resolver el caso Pegasus, una crisis que amenaza con remover los cimientos de la política española —debido especialmente al delicado equilibro de apoyos parlamentarios que maneja la coalición PSOE-Unidas Podemos— y que ya le ha costado el puesto a la directora del CNI, Paz Esteban.