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Morata salva ante el Bayer Leverkusen el reto de supervivencia extrema del Atlético (1-0)

Un gol del delantero rojiblanco en el 78' sirvió para sumar tres puntos de oro tras un partido caótico que el Atlético jamás supo dominar.

Morata marcó en la primera que tuvo. | EFE

Hubo un tiempo en el que el pulso del corazón atlético estaba marcado por el compás de hombres como Tiago, Gabi, Raúl García o Diego Godín. Ese Atlético de Madrid era de hielo y cuando el corazón de los demás miembros del equipo se aceleraba de más en momentos de tensión, ellos con un grito y con una mirada los calmaban. Ese tiempo ya pasó y ahora Simeone tiene varios corazones jóvenes que ocupan el lugar de los veteranos y, de momento, su pulso no es de hielo.

Ante el Bayer Leverkusen, el Metropolitano vivió un ejercicio de supervivencia por parte de los suyos. No salió nada hasta el gol de Morata en el 78’ y hubo muchos momentos en los que todo el mundo parecía tirar la toalla. La ansiedad era tal que tocar o pedir un balón era poco menos que ponerse delante de un paredón deportivo esperando que algo malo pasase. Jugada, error, jugada, error, jugada, error. Era un bucle de descontrol colchonero.

Fue otro partido horrible del Atlético, sí, pero en esta ocasión la victoria se forjó con una resistencia basada en un orgullo que debe recuperar el cuadro madrileño. La grada tuvo que elegir entre pitar o animar hasta el final pidiendo por el camino ayuda a Dios o a los Dioses, lo que pillasen más a mano. Mientras tanto, sobre el terreno de juego, los jugadores también tuvieron que elegir entre esconderse o correr. Aunque fuese a lo loco, el Atlético tenía que seguir corriendo y eso hicieron hasta lograr la victoria.

El Atlético ya no es de hielo sino que tiembla más de la cuenta, sin embargo, el 1-0 ante el Leverkusen es de los que forjan mentalidades resistentes. Ojo, Godín y compañía no se hicieron hombres de la noche a la mañana.

Morata puso el desfibrilador a tiempo

Había mucha expectación en el estadio Wanda Metropolitano por ver qué haría Simeone sin Joao Félix. El portugués lleva poco tiempo siendo la nueva atracción del Atlético de Madrid y por esa razón su ausencia se antojaba más decepcionante por el espectáculo y las ganas de ver al chaval, que por la notoriedad que pudiera tener su baja en el esquema del Cholo. Sin él, Simeone apostó por tocar dos piezas, una en el centro del campo y otra en la delantera.

Ante el Leverkusen coincidieron por primera vez como titulares Thomas y Héctor Herrera para dar más libertad a Koke y Saúl. Aparte de este cambio, Correa ocupó el lugar de Morata y formó con Costa la delantera local para sumar al músculo de la medular, la verticalidad en el camino de la pelota desde el centro del campo hasta la delantera.

¿Funcionó el experimento de Simeone? Ni por asomo. El Atlético, que perdió a Giménez por lesión nada más comenzar, fue incapaz de dar más de dos pases seguidos de forma correcta. A esto hay que sumar el esguince cervical de varios futbolistas que de tanto mirar a los lados para saber si estaban bien posicionados acabaron por correr y correr sin ningún sentido y sin ningún control. El Bayer, mientras tanto, vio sangre y como si de un tiburón se tratase mordió todo lo que se cruzó alrededor de la herida colchonera para llevarse todas las segundas jugadas. El equipo de Peter Bosz usó una presión tan veloz que el Atlético acabó mareado la primera parte y solo la ausencia de pegada germana alivió los males locales.

El partido era un ejercicio de paciencia para el aficionado del Atlético que fue enfadándose según pasaban los minutos. Balón a Thomas, error. Pase a Koke, mal control o mala devolución. Pelota para Costa… bueno, no hubo ningún balón para el delantero de Lagarto que dio vueltas sobre su propio eje mientras echaba broncas a sus compañeros. Y así estuvieron hasta el descanso y más allá de la reanudación. El Atlético, en resumen, estaba congelado y con el corazón a mil revoluciones.

Viendo el panorama era momento para tomar decisiones serias a nivel de afición y también sobre el césped. Dejarse vencer por el miedo pitando desde la grada y no queriendo el balón en el campo, opción 1, o forjar el carácter que a este nuevo Atlético aún le falta. Todas las partes eligieron lo segundo, Simeone quitó a Koke y Correa, puso en el campo la pareja Morata-Lemar y en el minuto 78, a pase de Lodi, el 9 rojiblanco puso el Metropolitano patas arriba con un testarazo en forma de desfibrilador. Lo necesitaba él y lo necesitaban todos. Gol con mayúsculas.

Con el 1-0, el Bayer, bien comandado por el joven Havertz, se dio cuenta de que había amagado sin golpear, pero ya era demasiado tarde porque la inyección de adrenalina había despertado del todo a su rival. El Atlético ganaba el partido y los octavos de la Champions están a tiro de una victoria más. No son de hielo, pero Simeone tiene corazones que quieren ser forjados y eso en tiempos de guerra es lo más importante. El Atlético sobrevive.


Ficha técnica

Atlético de Madrid, 1: Oblak; Trippier, Giménez (Hermoso, m. 15), Felipe, Lodi; Herrera, Thomas, Koke (Morata, m. 70); Saul; Correa y Diego Costa
Bayer Leverkusen, 0: Hradecky; Weiser, Tah, Sven Bender (Dragovic, m. 91), Lars Bender; Bellarabi, Baumgartlinger, Demirbay (Alario, m. 83), Amiri; Kai Haverz (Paulinho, m. 75); y Volland

Gol: 1-0, m. 77: Morata cabecea un centro desde la banda izquierda de Lodi
Árbitro: Artur Dias (Portugal). Amonestó al local Koke (m.54) y al visitante Bellarabi (m.37)
Incidencias: partido correspondiente a la tercera jornada del grupo D de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante unos 58.000 espectadores

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