El Real Madrid afronta la recta final de la temporada con LaLiga encaminada pero dejándose la vida en cada eliminatoria de Champions League. Si los de Ancelotti alcanzan la final celebrada en París, el título tendría un valor añadido, pues en el camino, los blancos se han tenido que medir a los tres clubes que representan, por encima de ningún otro, el nuevo modelo que parece haber llegado para quedarse en el fútbol europeo: el de los clubes estado.
Primero PSG, tras un sorteo de octavos de final inédito que, en primer lugar, había emparejado al Real Madrid con el Benfica; luego el Chelsea, y ahora el Manchester City, tres clubes con raíces económicas en Qatar, Rusia y Abu Dabi, cuya financiación ha sido puesta en entredicho por los clubes tradicionales (como Madrid, Barça, Bayern o Juventus, entre otros), que consideran que el club francés y los dos ingleses juegan con unas reglas distintas a los del resto de clubes europeos.
Según la web especializada Transfermarkt, en lo que va de siglo los tres rivales del Madrid ocupan tres de las cuatro primeras plazas en gasto neto en fichaje. El primero es el City, con -1.524 millones; el Chelsea es tercero, con -1.104; y el PSG, cuarto con -950 millones. El Madrid es sexto en ese ranking, con -939 millones.
El club blanco tendrá que superar al campeón inglés si quiere alcanzar otra final de Champions. El proyecto de Pep Guardiola con el Manchester City fue construido con el gran objetivo de la conquista europea. En 2008 se produjo el desembarco del Abu Dhabi United Group for Development and Investment, que ha convertido al City en la gran potencia del fútbol inglés. Desde la llegada de la inversión oriental ha ganado cinco de sus siete Premier (la anterior databa de 1968), pero se ha estrellado sistemáticamente en el asalto a la Copa de Europa. Su máxima la alcanzó en la campaña 20-21, con una final en la que cayeron derrotados por el Chelsea.
El City es el último obstáculo del Madrid antes de la final. Un nuevo club-estado en el camino de los blancos, con Villarreal y Liverpool por el otro lado del cuadro, para completar un desafío del siglo XXI para el trece veces campeón: imponer su ley también en el nuevo orden del fútbol europeo y mundial.