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Champions League

La carta de presentación de Xabi Alonso en Madrid: luces y sombras en el Metropolitano

Xabi Alonso vivió un partido de dos caras en el Metropolitano en su regreso a Madrid.

Xabi Alonso vivió un partido de dos caras en el Metropolitano en su regreso a Madrid.
Xabi Alonso volvió a Madrid | EFE

Xabi Alonso llegaba con su Bayer Leverkusen este martes a Madrid para medirse en el Metropolitano al Atlético de Madrid. Está destinado a ser entrenador del Real Madrid antes o después. Algunos sectores dentro del club merengue -sobre todo el ala que forman José Ángel Sánchez y Juni Calafat- les gustaría que fuera lo antes posible. El presidente, Florentino Pérez, sin embargo, sigue apostando y respaldado a Carlo Ancelotti a su juicio el mejor entrenador que puede tener el Real Madrid.

Venía de sumar once triunfos consecutivos. Y la puesta en escena fue maravillosa. Con un 4-4-2 bien definido, los primeros 25 minutos fueron una oda al fútbol. Un equipo tácticamente muy trabajado, con una presión tras pérdida perfectamente ejecutada que bailó al Atlético en su propio campo. No la olió el conjunto de Simeone. Ha formado Xabi un conjunto muy sólido tanto con balón como sin él que domina muchísimos registros. El Leverkusen te puede matar en estático o con espacios a la contra. Con una circulación de balón muy fluida te hace daño por fuera con dos puñales en los costados como son Grimaldo y Frimpong y por dentro cuando se juntan los Palacios, Tella o Wirtz. Un equipo al que es muy difícil hincar el diente -cuando pierden el balón repliegan de lujo y se sitúan en un bloque medio con las líneas muy juntas- y que en esos primeros 25 minutos consiguió meter al Atlético en su campo y no pasar apuro defensivo alguno.

El técnico vasco, ¡qué maravilla era verle dar indicaciones y ver sus movimientos tácticos sin balón en la sala de máquinas cuando jugaba!, ha mamado de los mejores técnicos del mundo: Rafa Benítez, José Mourinho, Carlo Ancelotti, Pep Guardiola... y su inteligencia siempre ha estado muy por encima de la media futbolística.

Y en el Metropolitano en esa puesta en escena plasmó muchas de las características que le definen como mister: domina muchísimos registros tácticos, ajustándose a lo que tiene en su plantel, al rival... siempre intentando maximizar lo que posee entre manos. Nunca negocia la intensidad -los que han visto sus entrenamientos alucinan con el alto ritmo que impone en cada sesión- la diferencia de ritmo en los primeros minutos entre el Bayer y el Atlético era abismal, le da a los jugadores multitud de contenido y sus equipos mudan y se adaptan a los tempos que requiere el propio partido: son capaces de dominar con balón o estar cómodos sin él con un bloque medio o incluso bajo si la situación de partido lo requiere. Domina de manera excelente el espacio y el tiempo desde la salida de balón con la verticalidad como fin último.

Un auténtico lujo para la vista ver a un equipo tan dinámico y que es capaz de salir a un estadio como el Metropolitano y someter al rival demostrando una enorme personalidad, ADN de su propio entrenador.

Todo cambió tras la expulsión de Barrios

El fútbol es impredecible y caprichoso por eso es tan maravilloso. Con el partido totalmente controlado, el Atlético sufrió la expulsión de Pablo Barrios en el minuto 25. Roja directa por una entrada con la plancha por delante directo al gemelo de Mukiele. Se quedaba con 10 el equipo del Cholo que estaba siendo netamente inferior al Bayer. Y ahí, en ese mismo momento, comenzó a cavar su tumba el equipo teutón.

El Atlético se echó todavía más atrás poniendo una línea de cinco y otra de cuatro muy juntitas. El Bayer, desde entonces, atacó peor. El ritmo de circulación bajó y no era capaz de generar espacios. Solo Frimpong que destrozó a Javi Galán consiguió desbordar y poner un excelso centro que terminó aprovechando Hincapie en el último minuto de la primera parte para situar el 0-1.

Xabi no estuvo fino en el descanso. El Atlético no estaba mostrando argumentos futbolísticos como para remontar el partido en condiciones normales. Por ello en la segunda mitad debía llevar el partido al barro y el Bayer cayó en la trampa. Alonso dejó sobre el campo a los tres jugadores que habían visto tarjeta amarilla y se palpaba a leguas que el árbitro italiano se moría de ganas por compensar la inferioridad rojiblanca. En el fútbol de hoy en día pudiendo hacer cinco cambios le faltó cintura al bueno de Alonso y su equipo lo terminaría pagando muy caro.

No salió intenso y decidido en la segunda mitad, sesteó y no mató a un Atlético que estaba groggy y una genialidad de Julián Álvarez cambió completamente el partido. Una transición que jamás debes permitir contra 10, dejó un uno contra uno de Álvarez contra Tah tras un excelso pase de Griezmann. El argentino se zampó al central y puso el 1-1. El gol fue vitamina pura para los rojiblancos. El Metropolitano se vino arriba y el Atlético comenzó a salir de la cueva, a ganar duelos, a creerse que el milagro era posible. Giuliano Simeone se sacó una acción de canchero puro y provocó la segunda amarilla de Hincapie y el Lerverkusen perdió definitivamente el control del partido.

En el descuento, tras una acción de Correa, Julián terminó por castigar a un equipo que le faltó colmillo y permitió resucitar a un Atlético que te remontó el partido con 10 desde el minuto 25.

La derrota puso fin a esa enorme racha del Leverkusen de 11 partidos consecutivos con victoria y empañó el regreso a Madrid de Xabi Alonso que vivió un partido de dos caras: MasterClass durante 25 minutos, baño táctico a Simeone y una sensación de haber tirado por la borda todo el trabajo bien hecho con una remontada milagrosa rojiblanca en la que el Cholo le ganó la partida consiguiendo llevar el encuentro a donde le convenía a un Xabi que cometió el enorme error de no prevenir la expulsión de Hincapie... Una dura remontada que no debe tapar las enormes cualidades de un entrenador top que antes o después cumplirá su sueño de dirigir al Real Madrid.

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