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El penúltimo raulista vivo

Aragonés a La Moncloa

Para elevar definitivamente a los altares a Luis Aragonés, yo, si no es demasiada molestia, prefiero esperar a que España gane la Eurocopa del año que viene. Porque eso es lo que va a pasar, ¿no?... Vamos a ganar la Eurocopa del mismo modo que antes ganamos el último Mundial y, antes del último Mundial, ganamos también la última Eurocopa. Tenemos al mejor seleccionador de 2007, con un coeficiente de triunfos del 65,11 por ciento, de forma que no veo cómo puedan pararnos italianos, alemanes o franceses. Lo hemos hecho todo tan bien que incluso nos ha sobrado un partido para lograr la clasificación matemática, y ahora juegan los jugones, y tocan y tocan el balón, y pasamos por la piedra a Dinamarca y Suecia. Ya lo dijo alguien antes que yo: somos la Brasil de Europa. Pero, si no es demasiada molestia, yo, como decía al principio, prefiero esperar a que España gane la Eurocopa para lavarle los pies con agua de rosas a Luis Aragonés.

No nos vendrían nada mal unas pequeñas dosis de realismo. Luis, como él mismo dijo, tiene fecha de caducidad como la leche, pero nuestra soberbia nunca caduca. Las hemos pasado realmente canutas para clasificarnos en un Grupo mediocre y ahora resulta que lo hemos hecho todo muy bien. Supongo que sería tan injusto decir que estuvimos al borde del K.O. por Luis como afirmar ahora, por ejemplo, que nos hemos clasificado sin Raúl. Sin Luis y sin Raúl, con los dos al mismo tiempo, sin ninguno de ellos o sólo con uno, como finalmente ha sucedido, España era futbolísticamente muy superior a sus rivales y al final, como no podía ser de otra forma, se tenía que clasificar; lo contrario habría supuesto una debacle, una catástrofe, un desastre. Fue en entonces, con la selección con el agua al cuello, cuando se habló de adelantarle a Luis su fecha de caducidad y ponerle de patitas en la calle si España, por primera vez en muchos años, faltaba a la cita con la máxima competición continental de selecciones.

Ojalá seamos capaces de cerrar todos y cada uno de los debates que nos han tenido enfrentados hasta que concluya la próxima Eurocopa, aunque soy bastante pesimista al respecto. Por lo que detecto, al igual que sucediera en etapas anteriores con otros seleccionadores, el "luisismo" militante pretende que vayamos todos en procesión a Hortaleza para adorar al seleccionador del coeficiente de victorias del 65,11, pero es que justamente ese día yo tengo cita con el dentista y no sé si voy a poder acudir a la cita. En cualquier caso, prefiero esperar a que ganemos la Eurocopa con este fútbol tan arrollador que hemos puesto en práctica ante daneses y suecos para elevar a los altares a Luis. De momento, que yo sepa, no ha hecho nada que no hicieran antes que él otros siete seleccionadores más. Aunque no seré yo quien le niegue al "sabio" el pan y la sal: si pasamos de cuartos de final, y lo estoy poniendo muy facilito, seré el primero en gritar "¡oa, oa, oa, Aragonés a La Moncloa!"

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