Bernd Schuster dijo el sábado que el Real Madrid se podía permitir el lujo de pinchar y precisamente por eso fue el único que no lo hizo. El Barcelona empató en San Mamés, mientras que el resto de lejanísimos perseguidores, desde el Villarreal hasta el Racing de Santander, perdieron sus respectivos partidos. La Liga huele a paseo militar. Nunca, jamás a lo largo de la historia, se han remontado nueve puntos a estas alturas de la competición. Al comenzar la segunda vuelta dijimos que el Barça aún tenía espacio por delante para mejorar, pero, tras lo visto ante el Athletic, también lo tiene para empeorar. El viernes hablé en "El Tirachinas" con Nihat, y el turco me dijo que la ventaja del Madrid es que ganaba cuando jugaba bien pero, sobre todo, que también lo hacía cuando jugaba mal. El resto cuando juegan mal pierden.
El caso es que ayer, ante el tercero en discordia, el Madrid desplegó su mejor fútbol. Se le dan bien los grandes al equipo de Schuster, y todos tienen que pasar además por el estadio Santiago Bernabéu, convertido en un auténtico fortín. Y, por si todo lo anterior no fuera suficiente, el Real tiene, además de una pegada bestial, una inmensa suerte, la suerte de un campeón que está batiendo todos los registros habidos y por haber. El Barcelona de Rijkaard, que estaba llamado a hacerle sombra, juega como el Madrid de Capello, mientras que el Madrid de Schuster, que se aprendió a sangre y fuego la lección del italiano, hay veces que se permite el lujo de jugar como lo hacía el Barça de Ronaldinho, convertido ahora por el entorno culé en un gordo problemático y vago al que le gusta demasiado la noche de la ciudad condal.
La distancia de nueve puntos con respecto al Barça escuece a la vista, pero es que hay quince de distancia con respecto al Villarreal, dieciséis con el Atlético, diecisiete con el Espanyol y veinte con el Racing, que ahora mismo estaría clasificado para la Copa de la UEFA. Si las cosas siguen así, Villar entregará la Liga a los blancos a mediados del mes de marzo por incomparecencia de los rivales. En el fútbol todo es posible y siempre cabe la sorpresa, pero el único enemigo serio que tiene ahora mismo el Real Madrid es el propio Real Madrid. Y volvemos al principio, al momento exacto en el que Schuster dijo que su equipo era el único que se podía permitir el lujo de pinchar. Todo el mundo sabe que, históricamente, en estas o similares circunstancias, el equipo blanco nunca ha pinchado. Si me apuran, de la rueda de prensa del alemán a la finalización del partido contra el Villarreal, deduzco que el Madrid piensa ya sólo en la Roma y en irse probando en la Copa de Europa.