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El penúltimo raulista vivo

La crisis de la imagen

El otro día, invitado por Javier Somalo, (¡larga vida al señor director!) asistí a un programa organizado por Libertad Digital Televisión cuyo asunto principal de debate no era otro que la crisis del Real Madrid. Creo que quedó claro que, por encima de los malos resultados deportivos, que siempre son circunstanciales y acaban pasando de largo, o la bondad o maldad de sus ocasionales dirigentes, que también acaban pasando, lo más peligroso de todo era ponerse a jugar a la ruleta rusa con la imagen del club. Eso es precisamente lo que viene sucediendo desde el primer minuto en que Ramón Calderón se sentó en el sillón presidencial del Madrid: la imagen del Real queda en entredicho a diario sin que al socio, que es el único dueño y que comprendo que tendrá otras cosas más importantes que hacer, le preocupe lo más mínimo qué sucede en las tripas de su sociedad.

Nunca se sabe qué pasará mañana pero, hoy por hoy, gracias a Dios, servidor no tiene que ir puerta por puerta promocionando la sandwichera del Real Madrid y puede decir alto y claro que el turbio asunto ese de las primas desveladas hace dos viernes por los colegas de Radio Marca eran una indignidad per se, ya fuera con el equipo doce puntos por delante del Barcelona o siete por detrás e independientemente de quién acabe ganando el campeonato nacional de Liga. Fue lamentable que el presidente mendicante las ofreciera y resultó decepcionante que los capitanes del equipo no se levantaran en ese preciso instante y dejaran a Calderón con la palabra y la pasta en la boca. Entre unos y otros, pero destacadamente Calderón, Raúl, Guti, Michel y Casillas, jugaron con el mayor patrimonio que tiene el Real Madrid que no es, por supuesto, su presupuesto ni lo que gana al mes, sino su historia y el crédito que con ella haya podido ganarse tanto dentro como fuera de España.

El diario Marca titula hoy en su portada "Este equipo es una ruina", pero el otro día, cuando el Real ganó por la mínima al Recre y el Barça no pudo pasar del empate ante el Getafe en el Camp Nou, salió preguntándose lo siguiente: "¿Crisis? ¿Qué crisis?". Por supuesto que el Real Madrid arrastra una profunda y alarmante crisis desde que Ramón Calderón ganara de aquella manera las elecciones, aunque esta no sea deportiva (el equipo ha sido campeón de Liga los dos últimos años y no puede ganar siempre todos los campeonatos) ni tampoco económica sino de imagen: la que en estos momentos transmite de puertas para afuera es la de un club de un potencial extraordinario dirigido por unos caballeros a los que conducir un Ferrari les viene demasiado grande. No costará tanto formar un nuevo equipo y prescindir de los actuales directivos como recuperar la solidez universal que siempre poseyó en todo el mundo la marca Real Madrid. ¡Si hasta el representante de Zárate les manda a paseo!

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