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El penúltimo raulista vivo

Lopetegui no llegó ni a los buñuelos de viento

Muchos de los que formaron el pelotón de fusilamiento contra Julen Lopetegui, a quien querían pasar por la quilla bajo la acusación de traición a la patria por haber hecho lo mismo que en su día hicieron Kubala o Luis Aragonés, se han convertido ahora en los mayores defensores del entrenador vasco tras el comunicado oficial del Real Madrid en el que se decía una verdad como el templo de Borobudur de grande, o sea que existe una diferencia abismal entre la calidad de la plantilla, en la que militan hasta ocho candidatos al Balón de Oro, y la clasificación del equipo, noveno de la Liga y a 6 puntos del descenso a Segunda División. No nos engañemos, aquí Lopetegui no importa, Julen es un peón en esa partida de ajedrez que algunos periodistas iniciaron hace 18 años y en la que, desde entonces, llevan tratando de darle jaque al rey, que no es otro que Florentino Pérez.

Recapitulemos: Lopetegui hizo bien en subirse al tren del Madrid, que no es como el de la fresa, que va varias veces a Aranjuez, sino que pasa una vez en la vida por delante de tu estación; hizo bien Lopetegui e hizo mal Luis Rubiales cesándolo, quién sabe si esperando quedar bien delante de los comunicadores más influyentes de este país, que le pedían carne blanca; y, luego, Lopetegui lo ha gestionado casi todo mal desde el banquillo del equipo madridista. Julen lo ha intentado hacer bien, pero no le ha salido; no están en cuestión ni su dedicación ni su conocimiento sino su suerte: ha tenido mala suerte, muy mala, y desde hace aproximadamente un mes se sabía que su futuro estaba fuera del Madrid, como así ha sido finalmente.

Entiendo que Juanjo Maqueda, que es familiar de Lopetegui, esté que se le lleven los demonios con el comunicado del Madrid y que diga, como dijo anoche en la Ser, que ha sido por cierto una de las emisoras en las que con más refinamiento se castigó el hígado de Julen desde el primer momento, que sintió vergüenza como madridista. Lo entiendo... pero no lo comparto. El madridismo siente vergüenza, sí, pero no porque el club exprese con palabras lo que todos pensamos sino por ver al equipo destrozado, roto, hecho unos zorros tan pronto, sin estilo propio, sin carácter, melífluo. No hay, según yo lo veo, ni ensañamiento ni humillación; hay constatación de una crudísima realidad que ahora le toca gestionar al que siempre está, que no es otro que Florentino.

Sobre el futuro: si el problema para que Antonio Conte diga que no es que el italiano pide una cantidad de dinero desorbitada y demasiados años de contrato, está en su derecho. Ahora bien, si la razón para que Conte diga que no es porque el entorno del entrenador ha percibido, por ejemplo a través del mensaje del domingo de Sergio Ramos, que el núcleo duro del vestuario no estaría por la labor... alguien tiene que darle un toque al capitán del Real Madrid, y ese "alguien" no va a ser Santi Solari, que el hombre ya tiene suficiente con lo suyo. Y si es cierto que los jugadores no quieren a Conte, yo no me lo pensaría ni medio minuto y me lo traería en el próximo vuelo y dándole además todo lo que me pidiera. A Sergio Ramos se le podrá acusar de todo menos de que no es claro cuando habla, y el domingo, nada más acabar el partido del Camp Nou, explicó con detalles cómo está la situación: "por el bien del equipo, traednos a alguien con quien estemos cómodos". Yo creo que, justamente por el bien del equipo, habría que hacer todo lo contrario de lo que reclamó su capitán: si puede ser Conte, Conte; y mañana, si puede ser José Mourinho, José Mourinho.

Y del comunicado, algo más. Porque, pese a haber puesto negro sobre blanco lo que todos sabemos, el Real Madrid tuvo que sentar a pensarse si lo hacía o si, como ocurrió con otros ceses, pasaba a grande. El club decidió despedirse de Lopetegui con un órdago y eso sólo puede tener una motivación extradeportiva. Algo ha pasado con Lopetegui para que el Madrid se despida con realistas cajas destempladas de él, y yo creo que ese "algo" puede que sea un "alguien", y que ese "alguien" puede ser perfectamente Vinicius. Si yo, que no soy nadie, interpreto desde fuera que Lopetegui se ha enrocado con el chaval y que hoy, después de tres meses aquí, el futbolista no vale los 45 millones que le costó al Madrid sino menos, es probable que alguien desde dentro haya pensando lo mismo. Se podría llegar a la conclusión de que, como Mendoza le dijo una vez a Leo Beenhakker a propósito de Butragueño, Lopetegui ha estado jugando con el patrimonio del club. Es posible.

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