Marcelo está muy bien. Tiene dieciocho añitos y en Brasil aseguran que es el sustituto de Roberto Carlos. Es un defensa a la brasileña, lo que significa que está más arriba que abajo; es rápido y tiene muy buen sprint. Marcelo, insisto, está muy bien, pero Marcelo no es Kaká. Kaká, que yo sepa, sigue en Milán, y todo ello a pesar de las promesas del presidente, quien prometió que Kaká sería del Madrid esta misma temporada. Gonzalo Higuaín está también muy bien. Es otro futbolista de futuro. Tiene, al igual que Marcelo, dieciocho primaveras. Es un delantero en formación, un jugador con una proyección ilusionante. Higuaín está muy bien, pero Higuaín no es Robben. Robben, que yo sepa, todavía sigue jugando en el Chelsea. Y el presidente Calderón aseguró que, junto a Kaká, también llegaría al Madrid Robben. Gago está muy bien. Hablan de él como del nuevo Fernando Redondo. Es un medio centro listo que hace lo que sabe hacer, y que lo que no sabe hacer se lo deja a otros. Corta y da, corta y da, corta y da. Así de sencillo y así de difícil a la vez. Gago está muy bien, pero Gago no es Cesc. Cesc, si mis noticias son ciertas, continúa en el Arsenal. Y recuerdo perfectamente a Ramón Calderón, por entonces candidato a la presidencia del Real Madrid, prometiendo una y mil veces que, junto a Kaká y Robben, también llegaría a Barajas Cesc.
Ahora Mijatovic se refiere al interés madridista por fichar jugadores jóvenes. Perfecto. Pero Cesc nació en 1987, Kaká en 1982 y Robben en 1984. De los tres, el más veterano es justamente Kaká, y tiene sólo veinticuatro años. Mijatovic habla, además, de incorporar a los mejores jugadores del mundo. Pero Marcelo, Higuaín y Gago son sólo proyectos de buenos jugadores; sin embargo Kaká, Cesc y Robben sí entran dentro de ese perfil de juventud y experiencia internacional. Marcelo, Higuaín y Gago suman, entre los tres, cincuenta y seis años. Kaká, Cesc y Robben, sesenta y cinco. Con la pequeña diferencia de que a los tres primeros hay que aclimatarlos al fútbol europeo, y los tres últimos ya están aclimatados y han demostrado en equipos europeos de élite (ni más ni menos que Milan, Chelsea y Arsenal) lo que pueden dar de sí. De ahí que, durante su campaña electoral, Ramón Calderón prometiera que traería a Kaká, Cesc y Robben, y nunca le oímos decir nada que sonara, ni de lejos, a Higuaín, Marcelo o Gago.