Vengo aquí a confesar que sí, que efectivamente José Mourinho es un auténtico y verdadero provocador. Es un provocador porque su equipo, que salvo mejor opinión del director del colegio de Lugano, que algo tendrá que decir supongo, sigue siendo a estas horas el Real Madrid, lleva 42 goles en Liga, los mismos que el Manchester City en la Premier. José Mourinho es un provocador porque a lo anteriormente expuesto hay que añadir el hecho de que el Real Madrid es también el máximo goleador de la Champions con 16 goles, los mismos que el Fútbol Club Barcelona. O sea que, si no me fallan las cuentas pese a que sea de letras puras, resulta que el Real Madrid del ultradefensivo José Mourinho es el máximo goleador de Europa con 58 goles, 4 más que el Barça, 9 más que el Manchester, 15 más que el Bayern de Munich, 40 más que la Juventus de Turín, que está fuera de Europa y por lo tanto no cuenta.
Claro que yo parto con ventaja ya que el debate es más falso que el beso de Judas porque el Real Madrid, como bien sabe todo el mundo, juega contra auténticas bandas del Mirlitón tanto aquí, en España, como fuera de nuestras fronteras. Pongamos un ejemplo gráfico de esto que digo: en Europa al Madrid le tocó en suerte, y nunca mejor dicho, con el Ajax de Amsterdam, el Olympique de Lyon y el Dinamo de Zagreb en el Grupo D, una auténtica milongaza como diría Roberto Gómez. Es lógico por lo tanto que, hablando de un Grupo tan fácil como ese, un Grupo tan sencillo, surgiera tras el 6-2 del otro día el consabido debate de "¿Es tan bueno el Madrid o lo que pasa es que sus rivales son muy flojos"?... No ocurrió lo mismo, porque probablemente no tuviera que ocurrir, cuando el Valencia le hizo un siete al potentísimo Genk.
El Grupo del Barcelona, sin embargo, sí que es fuerte. El equipo de Guardiola está encuadrado en el Grupo H junto a Milan, Bate Borisov, Viktoria Plezn y Wolfgang Stark. En ese Grupo, y no en el del Real Madrid, sí que resulta ciertamente meritorio llevar anotados ya la friolera de 16 goles, y mucho más aún derrotar al equipo de Allegri, que de repente ha dejado de ser milagrosamente el Imserso, en San Siro. Provoca Mourinho, pues, con esas victorias, con los muchos goles marcados ante equipos de segunda fila y los pocos goles encajados en Grupos de auténtico chichinabo. Hoy no hablaré de Stark, sólo diré que si yo fuera el entrenador del Milan ya le habría mandado mis padrinos al árbitro alemán y a estas horas estaríamos viéndonos las caras, pistola o florete mediante, en la parte de atrás de Santa María delle Grazie; tampoco lo haré del colaboracionista Van Bommel. Ayer, sí ayer, ganó el espectáculo; lo contrario es provocar por provocar.