De ser cierto que, como publica hoy mismo Roberto Gómez, el actual seleccionador nacional de fútbol Vicente del Bosque no piensa ir a recoger este próximo 3 de noviembre la insignia de oro del Real Madrid, el ex jugador y ex entrenador merengue le estará dando una patada a Florentino Pérez en el culo de su equipo de toda la vida, el mismo que, según sus propias palabras, le formó como persona y también como deportista profesional acogiéndole allá por el año 1973 y, una vez finalizada su carrera como jugador, le brindó la primera oportunidad de pasar a los banquillos. Todos los éxitos (merecidos sin duda) que hoy cosecha Vicente, desde el Mundial de Sudáfrica hasta premio Príncipe de Asturias de los Deportes pasando por su designación como Marqués tienen el mismo origen: Chamartín.
A la vista de los posteriores acontecimientos está que aquella extraña decisión de F.P. de no renovarle en 2003 su contrato a Vicente como técnico del primer equipo fue un tremendo error y que, hasta su posterior nombramiento como seleccionador absoluto, pasó cinco años muy complicados, muy difíciles, pero Del Bosque no puede echar en saco roto el hecho de que si Angel María Villar le escogió precisamente a él, que no estaba entrenando a ningún equipo en aquel momento, para sustituir a Luis Aragonés, que se marchó pegando un portazo y por las malas, no fue por lo logrado con el Besiktas turco sino por lo demostrado con el Real Madrid, por su habilidad a la hora de gestionar un vestuario con tantos cracks por metro cuadrado y por su permanente actitud de respeto y de caballerosidad hacia los demás.
Si es cierto que, como suele repetirse por ahí una y mil veces, las instituciones están verdaderamente por encima de las personas, el Real Madrid Club de Fútbol tiene que estar por encima de sus presidentes, jugadores, entrenadores y aficionados; también por encima de Pérez y de Del Bosque. Puedo entender, porque yo tampoco soy ajeno a ese sentimiento, que Vicente esté dolido con Florentino, que no esté de acuerdo con su estilo a la hora de gestionar el club y que piense que se confundió con él; no puedo entender que Vicente quiera "vengarse" del hombre que le echó faltando al respeto al club y dándole cuartos al pregonero en un momento complicado para el madridismo. El daño colateral ya está hecho. Seguro que en Barcelona tardarán poco en apuntarse a esta fiesta. Le quedan veinte días a Vicente del Bosque para sacar la pata del tiesto. La elegancia se demuestra andando.