Max Mosley, antiguo presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), se quitó la vida en mayo de 2021 en su casa de Londres, a los 81 años de edad, disparándose en la cabeza tras conocer que le quedaba poco tiempo de vida debido a un cáncer terminal.
Así se desprende de una investigación, realizada por el tribunal forense de Westminster, que ha salido ahora a la luz, casi un año después de su muerte, y según la cual Mosley desarrolló un cáncer terminal que le afectaba a las células inmunitarias y que solo disminuiría con cuidados paliativos.
Durante la audiencia judicial, la forense Fiona Wilcox concluyó que la causa de su muerte fue provocada por una herida de bala en la cabeza y agregó que el diagnóstico del cáncer —en el año 2019— fue el detonante del suicidio del expresidente de la FIA. "También estoy completamente convencida de que el Sr. Mosley no habría emprendido tal acto si no hubiera estado sufriendo de un linfoma terminal doloroso y debilitante", dijo la doctora Wilcox en la investigación.
Mosley, una figura muy polémica por su campaña en favor de la privacidad contra los tabloides británicos —que airearon fotos de una orgía nazi en la que participó en el año 2008—, presidió la FIA entre los años 1993 y 2009, período en el que tuvo sonados enfrentamientos con los dueños de las escuderías de Fórmula 1.
Precisamente uno de los principales legados que dejó en su paso por la FIA fueron las reformas para asegurar una mayor seguridad en la F1 tras el accidente mortal del brasileño Ayrton Senna en el Gran Premio de San Marino en 1994.
Max Mosley nació en Londres el 13 de abril de 1940 y era hijo de Sir Oswald Mosley, líder fascista británico de la década de 1930 que defendía el acercamiento a la Alemania nazi antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.