
Estuvo el Barcelona en el alambre durante mucho tiempo. Sufriendo la presión alta del Athletic, incapaz de hacer su juego. Ahí rondó la debacle en la primera salida del curso, a la vez la primera complicada. Se vio lo malo de este equipo, inconsistencia, problemas en defensa. Pero también se vio lo bueno, la capacidad para hacer peligro arriba y lo letal que puede ser en minutos finales cuando el equipo contrario anda cansado o muerto del todo, como estuvo el Athletic mediada la segunda parte.
Sobrevivió el Barça en San Mamés en un partido donde pudo perder pero donde pudo llevarse los puntos con 20 minutos finales excelentes. Justo en el momento en que el Athletic dijo basta, cansado de correr y presionar. Tomó el mando De Jong, el mejor ayer y la última parte del choque fue del equipo azulgrana. Empató Depay el gol de Iñigo Martínez y pudo marcar el holandés en un mano a mano que echó fuera por poco a la izquierda de Aguirrezabala.
No fue esa, sin embargo, la película del partido. Hubo más Athletic en la primera parte, más tensión, más juego y más ocasiones. Empezó Braithwaite lanzando una por encima del larguero de forma incomprensible pero se rehizo el equipo local. Mandó Dani García en el centro, Muniain hacía estragos por banda, Sancet estaba fino y Williams apareció para molestar. De estos dos últimos fueron las mejores opciones de la primera parte pero el marcador seguía sin moverse.
Sufrió el Barcelona en exceso con la marcha de Piqué, lesionado. No sacaba el balón jugado, lo perdía con facilidad y así fue pasando la noche hasta que marcó Iñigo Martínez, en un fallo de marca brutal. Primero, porque lo lógico es que al central local le cogiera Araujo, pero su pareja era Eric que no llegó ni a molestarle. Y entonces empezó lo peor. Este Barcelona sufrirá todo el año sin el balón y lo debe tener como aspecto innegociable si quiere brillar.
Estando el equipo de Koeman en el medio del precipicio supo solventar con un punto una de las salidas más complejas del curso. Pero tendrá que mejorar aspectos básicos. Eric García no está aún a un nivel óptimo pero se debe tener paciencia con él. Tan joven no debe ser el general en defensa y sin Piqué nota todavía el vacío. El partido de ayer debe ser ejemplo y le debe servir al chaval como aprendizaje. Estadio histórico, partido grande. Pero Iñaki Williams es uno de los peores negocios que te puedes encontrar en la Liga. Insisto, partido malo y con errores que corregir pero al chico, que jugó sabiendo que su abuelo había fallecido por la tarde, no se le puede juzgar aún como si tuviera años de experiencia.
Del resto me quedo con las dos noticias buenas de la noche bilbaína. De Jong, mariscal y ejemplo para todo el año. Por fin el jugador que era en el Ajax en su máximo esplendor. Partido brillante y últimos veinte minutos fantásticos. Y con Depay, la mejor noticia de un verano malo. Con potencia, goleador y jugador que debe ser referente.
Por lo general quedan cosas que deben ser completamente distintas si la temporada quiere llegar a buen puerto. De Dest se espera más, de Araujo que se acople por fin, aunque ya apunta maneras de un gran defensa. Y luego está Griezmann, con clase para aburrir pero con poco toque de balón y algo desaparecido ayer. No es alarmante aún pero la posición de delantero centro parece que le diluye, justo el año en que debe jugar mucho más arriba. Y eso es un dilema que debe resolver Koeman.

