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Sam Bartram, el portero que se quedó solo en la niebla

El 25 de diciembre de 1937 se producía una de las más curiosas escenas que se hayan vivido jamás en un terreno de fútbol.

Sam Bartram, durante un encuentro con el Charlton. | Archivo

El 25 de diciembre de 1937 se producía en el viejo Stamford Bridge de Londres una de las más curiosas escenas que se hayan vivido jamás en un terreno de fútbol.

Era, sí, 25 de diciembre. Día de Navidad. Un día que en Inglaterra significaba fútbol. Hasta mediados de los años 50, y a diferencia del resto de países, las principales competiciones ligueras británicas escogían aquella fecha para albergar diferentes partidos, ofreciendo así a los aficionados un día especial para acudir al estadio a disfrutar con el fútbol. Especialmente a los más pequeños. Más tarde se cambió el día 25 por el 26. Ya saben, el Boxing Day.

Sin embargo, aquel 25 de diciembre de 1937 una intensa niebla colapsó buena parte del país. No fueron pocos los partidos que tuvieron que suspenderse. Pero entre ellos no se encontraba el Chelsea-Charlton. Con dudas, y con algo de retraso, se inició el encuentro. De hecho, durante la primera mitad, se detuvo el choque en dos ocasiones, hasta que el árbitro considerara que la niebla no imposibilitaba la visibilidad, y se reanudaba el juego.

Al descanso se llegó con empate a un gol. Y arrancó la segunda mitad. Pero la niebla iba a más, y a los pocos minutos de la reanudación, se detuvo el partido. Árbitros y colegiados se marcharon al vestuario. Todos, menos uno: Sam Bartram.

El guardameta del Charlton Athletic, toda una institución en el club, se quedó en su portería. No fue consciente de que se había suspendido el choque. Nadie le avisó. Y él se mantuvo ahí, firme, esperando que el rival atacara para defender su portería.

"Cada vez veía menos y menos a los jugadores. Estaba seguro de que dominábamos el partido pero me parecía obvio que no habíamos hecho un gol, porque mis compañeros hubieran vuelto a sus posiciones de defensa y yo habría visto a alguno de ellos. Tampoco se escucharon gritos de festejo".

Y así, hasta 15 minutos. Un cuarto de hora en el que se mantuvo solo en el campo, sin saberlo. De repente apareció una figura que se dirigía a Bartram. ¿Quién es este?, debió pensar el portero. Era un guardia de seguridad, que al ser advertido de su ausencia, se acercó al guardameta para indicarle que el partido había concluido. Que debía marcharse. "Hace quince minutos que han parado el partido. ¡El estadio está totalmente vacío!", le explicó.

Un gesto, un capítulo, que más allá de lo irónico demuestra una vez más la singularidad de los porteros, y la fiabilidad de un guardameta como Sam Bartram, toda una leyenda en su club.

Una leyenda del Charlton

Hablar de Sam Bartram, anécdotas aparte, es hacerlo de uno de los futbolistas más icónicos en la historia del Charlton Athletic. Un club que, pese a que actualmente se encuentra en la tercera categoría del fútbol inglés, ha formado parte durante años del más alto nivel del país. Precisamente en aquel 1937 consiguió su mejor clasificación histórica, al ser segundo de la primera división.

Y Sam Bartram es el futbolista que en más ocasiones ha defendido su camiseta. En un total de 623 partidos, entre 1934 y 1956. Fue la única camiseta que vistió durante toda su carrera, a excepción de la selección inglesa, con la que participó en tres encuentros. Es además el futbolista de más edad que ha formado una alineación con los red robins, ya que jugó con 42 años cumplidos.

Además del histórico subcampeonato liguero del 37, Bartram también formó parte del único título en las vitrinas del club: la FA Cup de 1947.

Una historia real

Con el paso de los años, se han ido añadiendo diferentes elementos a la historia. Una historia que volvió a tomar presencia en los últimos años, a tenor de diversas publicaciones en redes sociales. Y una historia que, ante las dudas, ha necesitado de su verificación.

De hecho, el propio Charlton Athletic tuvo que confirmar a la AFC su veracidad. "La historia es totalmente cierta", respondió el club. También lo relata el propio Sam Bartram, en su autobiografía.

Sim embargo, lo que no es verídico es la fotografía que suele acompañar a la historia. O, mejor dicho, no concuerda. Básicamente porque el que aparece en la imagen (que es la que pueden ver aquí adjunta) no es Sam Bartram, sino Jack Kelsey, portero del Arsenal, durante un partido de 1954.

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