
Hace unos días encontrábamos la noticia del fichaje de Savio Nsereko por el SK Srbija Munchen, un equipo amateur de la región de Baviera, compuesto principalmente por futbolistas de origen serbio.
La sorpresa de la noticia radica no tanto en el hecho de que Savio no tenga ningún vínculo con Serbia ni con los Balcanes –no es el único de la plantilla– sino en el hecho de que, después de una buena temporada en el también amateur Fortuna Unterhaching, el futbolista se vinculaba así con el que será su décimo equipo en nueve años.
Una carrera impensable para un futbolista que en su momento llegó como gran promesa al West Ham y que quedaría para el recuerdo como uno de los peores futbolistas de la historia de la Premier League.
Una proyección truncada
Ugandés de nacimiento (27 de julio de 1982, Kampala) pero alemán de adopción, Savio Nsereko se formó en la cantera del Munich 1860. El Brescia italiano le incorporó para su filial en 2007, conscientes de que era una buena apuesta de futuro.
Una apuesta que parecía confirmarse después de que Savio explotara en el Europeo sub19 que Alemania se llevó en 2008. El extremo se convirtió en uno de los futbolistas más importantes del equipo germano. Pese a perderse la final ante Italia por acumulación de tarjetas (vio una amarilla en el minuto 120 de la semifinal ante la República Checa), fue elegido dentro del 11 ideal del campeonato.
Aquello le valió para ascender al primer equipo del Brescia, primero, y para salir en el mercado invernal de 2009 rumbo al West Ham inglés, que desembolsó 8.5 millones por su fichaje. De inmediato se le otorgó el dorsal número 10. Llegaba como firme apuesta de futuro, con el objetivo de hacer olvidar a Craig Bellamy.
Demasiadas expectativas que Savio estuvo muy lejos de cumplir. Apenas disputaría 9 partidos con los hammers, todos ellos como suplente, y sin sumar ningún gol. Algo comprensible teniendo en cuenta su edad y la lógica y necesaria adaptación. Pero lo más preocupante era la sensación de que, cada vez que saltaba al campo, nada quedaba de aquel futbolista que había maravillado en el europeo sólo unos meses antes.
Tanto, que ha quedado en el recuerdo de la afición del West Ham como uno de los peores fichajes de toda su historia. De hecho, en una publicación del diario The Sun se consideró a Savio Nsereko en segundo peor fichaje de la historia de la Premier League, sólo por detrás de Ali Dia, cuya historia ya relatamos aquí.
Aquel mismo verano Savio saldría del West Ham, rumbo a Italia, donde aún mantenía cierto cartel. Firmaría por la Fiorentina. Pero desde entonces las cosas fueron de mal en peor. Sin llegar a debutar en el equipo viola, viviría cinco cesiones entre los meses de enero de 2010 y julio de 2012.
No sólo eso. Las faltas de disciplina fueron una constante en aquel periodo. Ausencias en los entrenamientos, días e incluso semanas en paradero desconocido, para desesperación de sus clubes. La juerga, las mujeres, el juego… todo aquello le importaba más a Savio que el fútbol.
El fallido falso secuestro
Pero nada comparado con el capítulo que protagonizaría en 2012. Desvinculado ya de la Fiorentina, se encontraba en Tailandia de vacaciones esperando encontrar nuevo equipo. De repente, saltó la noticia de que había sido secuestrado, y que sus captores pedían 25.000 euros para su liberación.
Un hecho que nunca terminó de convencer a la policía tailandesa. Entre otras cosas porque unos días antes el futbolista había solicitado justo esa misma cantidad a su familia.
Finalmente se descubrió que todo era una farsa, y que Savio estaba fingiendo su propio secuestro porque, supuestamente, necesitaba ese dinero para saldar sus deudas en el país asiático. Sería arrestado, y posteriormente devuelto a Alemania, donde sería procesado por fraude y falsa información. Y aunque pudo evitar la cárcel, aquello significó el final de su carrera como futbolista profesional. A pesar de tener tan solo 22 años.
"Todo el dinero que había ganado en Londres y Florencia lo malgasté de los peores modos posibles. Mujeres, ropa, coches… Estaba enfermo, me equivoqué en todo. Lo que sucedió en Tailanda fue casi como algo bueno, porque toqué fondo. Pero nunca fui capaz de volver a levantarme", declararía, tiempo después, en BILD.
Desde entonces, 11 equipos distintos en 10 años, un amago de retirada, y el paso por países como Kazajistán, Bulgaria o Lituania, antes de regresar al fútbol amateur alemán. Ahora, a días de cumplir los 33 años, su carrera continuará en el SK Srbija München.

