La relación entre el PSG y Kylian Mbappé es complicada desde hace varias semanas. El jugador, que dejó entrever su deseo de marcharse el pasado mes de octubre, reprochó al club las promesas incumplidas durante la ampliación de su contrato el pasado mes de mayo. Según el diario L'Équipe, el motivo que desencadenó el enfado de la estrella parisina fue económico: el PSG no le pagó la totalidad de su ficha en septiembre, sin motivos aparentes.
A finales de septiembre, el jugador advirtió de que no había cobrado nada de lo que le correspondía del mes anterior. Pasaron diez días y comprobó que la situación no había cambiado. Su entorno filtró el enfado y en Francia publicaron el enfado mayúsculo del jugador con la entidad: habría amenazado con querer marcharse del club en enero.
El pago se hizo finalmente uno o dos días después, pero no en su totalidad. La comitiva del jugador pidió entonces aclaraciones sin recibir ninguna explicación realmente convincente por parte de la directiva del club.
Según L’Équipe, algunas fuentes del club sugirieron un problema de liquidez, otras la necesidad de cumplir con el fair play financiero. Algo que no convenció a Mbappé, ya que sus compañeros sí habían cobrado la totalidad de sus fichas. Neymar y Leo Messi nunca se han encontrado con ese tipo de retrasos, y el internacional francés se mostró muy molesto por la situación.
No hay que olvidar que el sueldo de Mbappé representa el contrato de mayor cuantía de la historia del deporte: 630 millones de euros brutos en tres años. Unas cifras imposibles de encajar en el fair play, de no ser por la vista gorda de la UEFA con el PSG, aliado principal del organismo contra la Superliga.