Ya contamos hace unos días que el futbolista iraní Amir Nasr-Azadani iba a ser ejecutado por participar en las protestas por los derechos de las mujeres, una ejecución que venía precedida de una anterior, en concreto la de Majid Reza Rahnavard, luchador de wrestling, en la horca también por participar en las protestas.
El jugador, según informan los medios del país, fue acusado por el régimen iraní de un delito llamado 'moharebeh', es decir, 'enemistad con Dios'. Por esa razón, casi todo el mundo del fútbol ha reaccionado, pero no ha pasado lo mismo en el Mundial. En la gran fiesta del fútbol, con la FIFA presente, nadie ha denunciado estos hechos y había muchas dudas de que en la final entre Argentina y Francia alguien levantase la voz. Y finalmente ha sido así. Nadie ha dicho nada.
Ni antes ni después del partido nadie ha sacado la cara por Amir Nasr-Azadani. De hecho Gianni Infantino, presidente de la FIFA, estuvo más preocupado de otros menesteres que de lo verdaderamente importante. En el momento en el que Messi, campeón con Argentina tras ganar en los penaltis a Francia, iba a recoger la copa del Mundo, Infantino y el emir Tamim le impusieron una chilaba. El momento fue dantesco ya que se pudo ver a ambos mandatarios vistiendo a Messi como si de un muñeco se tratase. Eso sí, Infantino no ha dicho absolutamente nada de otro asunto que sí era y es de vida o muerte.
Sí reaccionó en su momento el sindicato de jugadores: "FIFPRO está conmocionada y asqueada por las informaciones de que el futbolista profesional Amir Nasr-Azadani se enfrenta a la ejecución en Irán después de hacer campaña por los derechos de las mujeres y las libertades básicas en su país. Nos solidarizamos con Amir y pedimos la eliminación inmediata de su castigo".
De momento se desconoce si la ejecución ha tenido lugar, pero es inminente salvo que se actúe de urgencia para salvar la vida de Amir.