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El cuadrado de Xavi con Pedri y Gavi que desarboló al Madrid de Ancelotti

El técnico del Barça fue más conservador apostando por cuatro centrocampistas: sacrificó el mantra del 4-3-3 y su equipo jugó mejor que nunca.

El técnico del Barça fue más conservador apostando por cuatro centrocampistas: sacrificó el mantra del 4-3-3 y su equipo jugó mejor que nunca.
Gavi y Pedri celebran el tercer gol del Barcelona en la final de la Supercopa | EFE

El Barça se alejó del 4-3-3 en el Clásico de la Supercopa ante el Real Madrid, y la fórmula funcionó: Xavi apostó por una formación atípica en el conjunto azulgrana, el 4-2-3-1, para desarbolar a un Real Madrid, que no tuvo respuesta a la propuesta del de Tarrasa. Los cambios de Ancelotti en la segunda parte no mejoraron la imagen de un equipo superado de principio a fin en Riad.

Xavi está sorprendiendo en este inicio de año. La sanción de Lewandowski le obligó a probar un sistema nuevo en el Metropolitano que parece que funciona frente a los equipos grandes. La baja del polaco ante el Atlético de Madrid contribuyó a que Xavi jugara con un centrocampista más ese día: el Barcelona sufrió, pero ganó y, en el Clásico de ayer, el catalán volvió a descartar a un delantero.

La formación sorprendió a propios y extraños: Xavi apostó por Pedri de mediapunta y Gavi y Dembélé por las bandas. El doble pivote formado por De Jong y Busquets funcionó a la perfección: el holandés se sintió liberado y el capitán firmó su mejor partido de la temporada, rememorando viejos tiempos. El Madrid se vio continuamente superado en el centro del campo con un Modric irreconocible y un Camavinga totalmente desubicado en la posición de Tchouaméni.

El cuadrado de Xavi en fase ofensiva

El Barça se cubrió las espaldas con la formación elegida por su entrenador. Alejado del estilo y del modelo del dogmatismo del 4-3-3, el Barça fue conservador a la hora de defender, a diferencia de los partidos ante el Inter o el Bayern: Gavi estuvo colosal en ataque sin olvidar sus tareas defensivas. El andaluz estuvo muy comprometido frente a las subidas de Carvajal y Valverde, y en la otra banda Vinicius no pudo ante un infranqueable Araujo. Sin espacios y sin la posibilidad de desarticular rápido al Barça, el Madrid no podía. En estático, los ataques del Madrid apenas inquietaban a Ter Stegen: el primer disparo a puerta de los blancos se produjo en el minuto 70 con 3-0 ya en el marcador.

La pesadilla del Real Madrid llegó en los ataques azulgranas. A la espalda de Camavinga, Gavi era indetectable y Carvajal se veía desplazado de su banda. Xavi se olvidó de su obsesión de darle todo el protagonismo a Dembélé, y ahí el Barça brilló. El francés apareció cuando tenía que hacerlo, una vez superado el centro del campo y en los uno contra uno ante Mendy. El Barça supo ser paciente y Dembélé lo agradeció: cuantos menos balones pasen por sus botas para arrancar las jugadas, mejor.

Pedri volvió a brillar como ante el Betis y evidenció un hecho: cuanta menos responsabilidad defensiva tiene el canario más fresco está a la hora de atacar. El Metropolitano fue un ensayo, pero el Clásico de Riad fue la prueba definitiva de que Xavi ha encontrado la fórmula para jugar frente a los equipos más fuertes. Reforzar el centro del campo y olvidarse del dogmatismo del 4-3-3.

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