
José Ángel Iríbar (Zarauz, Guipúzcoa, 1 de marzo de 1943) está unánimemente considerado como uno de los más grandes guardametas de la historia del futbol español. 18 temporadas defendiendo el marco del Athletic de Bilbao, y durante más de una década el de la selección española, incluyendo su primer gran triunfo, la Eurocopa de 1964. Un par de años antes, frisando aún los 19, se va a dar a conocer como arquero ocupando la meta de un modesto club vizcaíno que había conseguido llegar hasta la Segunda División, el Basconia de Basauri, población muy próxima al Botxo.
Este club de indumentaria aurinegra, como el Peñarol o su vecino Baracaldo -que entonces se escribía sin ‘K’-, va a enfrentarse en los dieciseisavos de final de la Copa del Generalísimo de 1962 nada menos que al Atlético de Madrid de los Madinabeitia, Rivilla, Griffa, Calleja, Glaría, Ramiro, Jones, Adelardo, Mendonça, Peiró y Collar -menudo equipazo…-, que era el vigente campeón del Torneo del KO, y que aquel mismo año conquistaría una competición europea de nuevo cuño, la Recopa. Y los basauritarras protagonizarán una auténtica proeza, eliminándolo.
La Copa te da sorpresas...
Y la suya va a ser una mayúscula, de esas que de tanto en tanto se producen en dicha competición, aunque son más frecuentes en el fútbol inglés, gracias a un formato que favorece la igualdad en el camino hacia la inevitable final de la FA Cup en Wembley, ya sea el antiguo y mítico estadio, con sus inconfundibles torres gemelas, o el actual. El primer choque entre vizcaínos y madrileños, celebrado en el viejo Metropolitano, no hacía presagiar tamaño bombazo, pues se saldó con una clara victoria colchonera por 3-0, tal vez un poco corta, pero que parecía suficiente para que los rojiblancos siguiesen adelante. Ese día ya estuvo colosal el guardameta visitante, un mocetón de 1,82 y todavía en edad juvenil, a cuyo padre no le hacía mucha gracia que se dedicara a eso del fútbol en lugar de hacerse un hombre de provecho, lo mismo que pensaba el progenitor de otra gran leyenda de Athletic, Telmo Zarra.

Ni siquiera los más optimistas del lugar soñaban con la remontada en la vuelta, pero el pequeño campo de Basoselay fue testigo de la hazaña. El Basconia borró por completo del terreno de juego al todopoderoso Atleti, y le derrotó por 3-0, obra de Maguregui III, Menchaca y Otiñano, igualando la eliminatoria y forzando un tercer partido de desempate. Se celebraría éste en el viejo Zorrilla vallisoletano, e Iríbar estuvo nuevamente enorme, realizando intervenciones de muchísimo mérito, y los tantos de Menchaca y Maguregui III superaron al de Peiró y certificaron la eliminación atlética. Y el sorteo va a depararle a ese sorprendente Basconia otro coco y otro taquillazo en octavos: el Barça.
Aurinegros contra azulgranas
El Barça había despachado una Liga irregular. Tanto, que antes de finalizar la primera vuelta el presidente Enric Llaudet despidió al entrenador Luís Miró, que se quedó así sin comer los turrones (quiero creer que sólo en el banquillo…), reemplazándole por un Ladislao Kubala que tan sólo unos meses atrás compartía vestuario con muchos de los que iban a ser ahora sus pupilos. Laszi enderezaría el errático rumbo de la nave blaugrana, conquistando un subcampeonato que podía valer su peso en oro (pues si el Real Madrid, que se había alzado con el título liguero, ganaba la Copa de Europa, eso permitiría al Barcelona tomar parte en la máxima competición europea), amén de clasificarle por tercera vez para la final de la Copa de Ferias. En cuanto al Basconia, decimoquinto en su Grupo Norte de Segunda División, se salvó en la promoción por los pelos del descenso, circunstancia que se produciría finalmente en la temporada siguiente.

El jueves 5 de abril de 1962 se disputó el encuentro de ida en Basoselay, y a las 17:30 pese a ser día laborable, puesto que el campo no disponía de iluminación artificial. Aun así se produjo un gran lleno, ya que las empresas de la localidad dieron facilidades a sus trabajadores para que fuesen al fútbol, a ver otra vez a David midiéndose con Goliat. Las crónicas de la época nos hablan de una tarde típicamente norteña, con viento, lluvia y barro. Arbitró el andaluz Ruiz Casasola, y el Barcelona presentó una alineación plagada de futbolistas no habituales pero sobradamente solventes, aunque no decantaron el resultado a su favor hasta bien entrada la segunda mitad, con goles de Zaldúa y el defensa local Oribe en propia puerta. 0-2, y todo parecía ya prácticamente visto para sentencia, dado el muy dispar potencial de ambos conjuntos.
Aplastados en el Camp Nou
El domingo 8 de abril de 1962, y a las órdenes del colegiado balear Simó Fiol, los dos contendientes formaron en el Camp Nou de la siguiente manera: por el Barça, Pesudo; Foncho, Garay, Olivella; Marañon, Vergés; Zaballa, Pereda, Zaldúa, Páis y Szalay, y por el Basconia, Iribar; Carlos, Oribe, Larrea; Ealo, Olave; Otiñano, Sáiz, Bolinaga, Maguregui III y Ayarza. El conjunto catalán repitió la misma alineación de tres días antes en Basoselay, mientras que en el Basconia era baja el goleador Menchaca.

El partido no tuvo más historia que la de sus muchos goles, hasta hoy el tanteo más abultado logrado por los azulgranas en la competición copera. Los vizcaínos presentaron un equipo muy joven, que acusó negativamente las grandes dimensiones del terreno de juego, y además salieron con varios jugadores tocados, sufriendo además la lesión de uno de ellos, Oribe, en el minuto 20 -que tuvo que retirarse-, y al filo del descanso la del delantero Bolinaga en choque con Pesudo, que si bien permaneció en el campo, lo hizo ya como una figura decorativa. Así se movió el marcador:
1-0 (6´): Szalay, en disparo desde cerca; 2-0 (16´): Vergés, al recoger un rechace de la defensa; 3-0 (18´): Zaldua, tras desviar un remate de Szalay; 4-0 (29´): Zaldúa, de tiro flojo y cruzado; 5-0 (46´): Vergés, de disparo lejano; 6-0 (63´): Pereda, de cabeza a centro de Páis; 7-0(68´): Zaballa,de potente chut a pase de Pereda; 8-0 (73´): Szalay, desviando un cabezazo de Garay; 9-0 (81´): Szalay, tras un córner botado por Páis, 9-1 (86´): Maguregui III, recogiendo un rechace de Pesudo; 10-1 (90´): Pereda, de gran disparo. Fue la última jugada del partidor, pues ya ni siquiera se sacó de centro.

El ‘Chopo’, rumbo a San Mamés
Pese a la abrumadora goleada, Iribar fue el mejor de su equipo, evitando una derrota aun más estrepitosa. Por parte barcelonista se destacó la nobleza y deportividad del equipo vasco, que se empleó siempre con limpieza. Y como nota curiosa, reseñar que a Chús Pereda determinada casa comercial le entregó como regalo una pluma estilográfica, por ser el jugador más destacado del encuentro (MVP lo llamaríamos hoy). Y volviendo al futuro Chopo, la doble manita enfrió por completo cierto interés del Barça en su contratación, pero no así el del Athletic, que poco después le enrolaría en sus filas, pagando al Basconia la entonces muy respetable suma de un millón de pesetas.
El titular de la portería de los Leones desde hacia más de una década era Carmelo Cedrún, a cuya sombra permanecerá José Ángel toda la temporada 62-63, pero a comienzos de la siguiente campaña ya se hará con el puesto, y no lo va a dejar hasta 1979. Meses más tarde debutaría con la Selección Absoluta, y durante años fue el jugador con más internacionalidades, 49, campeón de la Eurocopa del 64 y mundialista en Inglaterra-66, ganador de la Copa en 1969 y 1973, y del Trofeo Zamora en el curso 69-70. Y casi seguro que nunca tuvo que sacar tantos balones de su propia portería como en aquella tarde abrileña de 1962 en el Camp Nou…