Menú

La verdad, revelada: Ronaldo confiesa sus trucos para compaginar fútbol y fiestas

Ronaldo ha explicado por fin cómo hacía para compaginar su vida en el campo con su vida en las discotecas o en las fiestas privadas.

Ronaldo ha explicado por fin cómo hacía para compaginar su vida en el campo con su vida en las discotecas o en las fiestas privadas.
La verdad, rebelada: Ronaldo confiesa sus trucos para compaginar fútbol y fiestas | Gtres

Ronaldo Nazario es sinónimo de goles y también de fiestas. El actual propietario del Valladolid, donde sinceramente tiene pocos amigos en la afición, y exjugador de Barcelona, Inter o Real Madrid ha explicado por fin cómo hacía para compaginar su vida en el campo con su vida en las discotecas o en las fiestas privadas.

Ronaldo explica su forma de actuar para poder compaginar su carrera fuera y dentro del campo: "Estuve en todas. Iba a entrenar el lunes por la mañana, a las 10 de la mañana, jugué el sábado y luego me fui a París. Pasé el domingo en París y por la noche fui a la fiesta. A las siete de la mañana cogí el avión para Madrid, llegué a las nueve de la mañana con entrenamiento a las 10. Esto lo hice muchas veces".

El 9 brasileño era experto en cuadrantes horarios para poder estar presente en todas las fiestas posibles y aunque parezca imposible estar a dos bandas de tal forma, Ronaldo también era un ‘killer’ en eso.

"En la ciudad en la que juegas, o haces una fiesta en casa o firmas tu muerte. Entonces me diversifiqué, viajé. Siempre he sido de organizar fiestas, estructurar cosas de alto nivel. Siempre he tenido cuidado de hacer felices a todos", comentó en Charla Podcast.

También tuvo tiempo el genio brasileño para contar anécdotas concretas. Una fue en el Inter de Milán con el también exjugador Vampeta: "Él se quedó en mi casa y tenía una bodega con 100 botellas y yo me fui a Brasil. Se bebió todo. Dos semanas después había terminado todas las botellas de vino y abrió más cajas que tenía en el piso con más hasta que encontró un vino que era especial. Era una botella de 1976, el año en que nací, que había comprado en un restaurante de París por 10.000 euros. Era un vino caro que no iba a beber, estaba destinado a ser almacenado y él y sus amigos, en mi apartamento, abrieron esta botella y nos dieron a cada uno un vaso de plástico. Dijo que estaba caliente y puso hielo en el vino. Él cuenta esta historia como el ‘vino del Papa’, pero era mi vino, por el que pagué 10.000 por una botella de mi año, que debía conservarse por simbología".

Temas

En Deportes

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal