El PSG es una máquina de jugar al fútbol. Luis Enrique ha conseguido formar un bloque sólido en el que todos defienden y todos atacan. Ganaron la Champions, la Ligue 1, la Copa de Francia y ahora están en semifinales del Mundial de Clubes. Será la primera piedra de toque de excelso nivel a la que se mida el nuevo Madrid de Xabi Alonso.
A priori parece un rival muy difícil de hincar el diente, pero como todos los equipos tiene sus puntos débiles. En cuartos ante el Bayern Múnich quedó en evidencia que el PSG sufre mucho cuando le presionan arriba. No tienen una referencia de ’9’ para poder jugar en largo y que baje balones y genere segundas jugadas, un delantero killer que sea capaz de aguantarla de espaldas y que haga que el equipo salga, un déficit que mostró el propio Real Madrid el año pasado jugando con Mbappé de ‘9’. Pueden buscar la espalda de los carrileros merengues, pero con la defensa de ‘5’ de Xabi Alonso, si la presión adelantada está trabajada y es igual de intensa que la que puso en liza el Bayern, el PSG sufrirá para poder salir.
Y es que los números no mienten. Los parisinos únicamente completaron 354 pases ante el conjunto teutón, muy lejos de los 780 que venían promediando durante el Mundial de Clubes. El equipo entrenado por Kompany ha sido el único que ha conseguido arrebatarle la posesión al PSG, con un 54%a favor de los alemanes.
¿Está capacitado el Madrid actual para ejercer una presión adelantada efectiva?
Es la gran pregunta. Hay muchos aspectos tácticos que el nuevo Madrid de Xabi Alonso ha mejorado. Ante el Borussia Dortmund en los cuartos de final del Mundial de Clubes el equipo merengue dejó momentos excelsos tanto de juego como tácticos. Una salida fulgurante, firmando una media hora espectacular, con una gran presión tras perdida, con Gonzalo como referencia lo que además de mostrar mucha personalidad como entrenador -Mbappé ya comienza a olvidar la dura gastroenteritis que le llevó incluso a ser hospitalizado-manteniendo al jugador que más en forma y en racha está, termina de cuajo con las famosas jerarquías tan obsoletas y manidas de su antecesor, Carlo Ancelotti y manda un mensaje a navegantes: la meritocracia no se negocia.
Gonzalo es un ‘9’ muy completo, capaz de atacar el área, con lo que aprovechar los centros, y además es capaz de asociarse muy bien fuera de ella, cayendo a banda para generar espacios para la entrada de los hombres de segunda línea. Así llegaron los dos primeros goles de un Madrid que arrasó en los compases iniciales del partido. El segundo gol es de los que llenan de orgullo a un entrenador, se asocian Gonzalo en banda derecha con Trent y el centro del inglés lo remata en posición de ‘9’ un Fran García que está siendo una de las sorpresas positivas de este Mundial de Clubes. De lateral a lateral. Tremendo.
Otro de los aspectos a destacar en este inicio del nuevo Madrid de Xabi Alonso es la distancia entre líneas. La temporada pasada, con Ancelotti a los mandos, uno de los pecados capitales del equipo era la enorme distancia entre líneas que generaba unos huecos tremendos que hacía que los rivales tuvieran muchas facilidades para combinar y llegar con peligro al área merengue. Este nuevo Madrid juega muy junto, da igual que lo haga en un bloque alto, medio o incluso bajo, pero siempre las líneas están muy juntas. Ya no quedan descolgados dos jugadores -el año pasado Mbappé y Vinicius eran liberados de tareas defensivas- y Gonzalo, el ‘9’ del Madrid en este Mundial de Clubes, es el primero en ponerse el mono de trabajo a la hora de defender.
En cuanto al dibujo táctico, este nuevo Madrid es camaleónico. Xabi estudia al rival , sus fortalezas y debilidades y adapta sus piezas según convenga. Ante el Dortmund con balón, el equipo regresó al 4-2-3-1, mientras en fase defensiva se protegía con defensa de 5. Tchouaméni es fundamental, ya que hace de híbrido: con balón se sitúa en la sala de máquinas y en muchas fases sin esférico se incrusta entre Rüdiger y Huijsen.
La importancia de Arda Güler
No solo la llegada de Xabi Alonso ha reactivado a Fran García o a Gonzalo -inédito para Ancelotti-, otros jugadores como Tchouaméni, tan criticado en el pasado, están mostrando un gran nivel. Pero si hay una pieza vital para Xabi Alonso en este Mundial de Clubes ese es Arda Güler.
El turco, que ha recibido desde el inicio la tremenda confianza de Xabi Alonso, es la bisagra que une el centro del campo con la delantera, el jugador que filtra pases por dentro, que baja al inicio de la jugada -ahí le quiere Xabi- para darle velocidad y sentido al juego, el motor de este nuevo Madrid que además tiene llegada y presencia en área contraria: rompe líneas con su visión de juego y regala caramelos con su guante en la zurda como el que le puso a Gonzalo en el primer gol del Madrid ante el Dortmund.
Otra de las características de este nuevo Madrid es lo intervencionista que es en los partidos Alonso. Cada parón por hidratación ha supuesto un puñado de correcciones. Xabi es un maestro a la hora de analizar los partidos y poder cambiarlos tanto con movimientos tácticos como agitando el árbol con las sustituciones.
Muchos aspectos del juego que muestran una clara mejoría de un Madrid que es mucho más intenso que en el pasado -se juega como se entrena y los entrenamientos de Xabi Alonso destacan por la tremenda intensidad-, pero si hay un eslabón táctico que todavía queda por trabajar -lógico porque requiere de mucho trabajo y esfuerzo físico- es la presión adelantada. El miércoles, frente al PSG, veremos si Alonso incide en este plan de partido o prefiere protegerse con un bloque medio y seguir aplicando esa gran presión tras perdida que ya ha mostrado en gran parte del Mundial de Clubes. La partida de ajedrez entre dos grandes estrategas como Luis Enrique y Xabi Alonso será apasionante.