Las duras sanciones que podrían acarrear los incidentes del Cádiz-Getafe

El partido que Cádiz y Getafe disputaron este viernes en el Nuevo Mirandilla (2-2), que abría la jornada 25 de LaLiga Santander, acabó como el rosario de la aurora. El conjunto gaditano ganaba 2-1 cumplidos los diez minutos de añadido de la segunda parte, pero Hernández Hernández, el árbitro principal del encuentro, señaló un penalti a favor del conjunto madrileño en el minuto 106, con el tiempo de descuento ya cumplido.

Enes Ünal convirtió la pena máxima y el encuentro acabó con 2-2 en el marcador. Un gol que indignó al Cádiz, al entender que la pena máxima estaba fuera de tiempo y, por tanto, no se debió jugar hasta el 106'. El equipo andaluz se quejó a Hernández Hernández en el terreno de juego, pero fue en el túnel de vestuarios donde la situación se recrudeció.

El colegiado reflejó en el acta lo que pasó una vez finalizado el choque. "Cuando nos encontrábamos en el túnel de vestuarios estando detenidos sin poder acceder a mismo, el jugador local Jeremías Conan Ledesma empujó a un compañero de equipo que se encontraba pegado a mi espalda con el objetivo de que éste impactase contra mí, consiguiéndolo", escribió el árbitro.

Según el artículo 145.3, al portero le podrían caer de cuatro a doce partidos de sanción por "realizar actos vejatorios de palabra u obra a cualquier miembro del equipo arbitral". Por contra, si se considerase que la acción del meta no es tan grave, la sanción podría ser de tres encuentros.

Conan Ledesma no fue el único que se sobrepasó con el colegiado. El segundo entrenador del Cádiz, Diego Ribera Martínez, cuando estaban en el túnel de vestuarios, empujó tanto "al árbitro asistente número 2 como a mí", tal y como refleja Hernández Hernández en el acta. El entrenador de porteros, Manuel Bocardo Vidal, también se dirigió al árbitro principal gritando "esto es una vergüenza" y después de ser expulsado "tuvo que ser sujetado por el delegado del equipo local ya que se dirigía a mí de forma agresiva", recalcó el árbitro en el acta, además de insultarle clamando "hijos de puta".

Otro jugador que también se desesperó con el árbitro fue Juan Cala. Según refleja Hernández Hernández en el acta, el defensa del Cádiz cogió el brazo del colegiado "fuertemente y de forma persistente" de camino a los vestuarios una vez acabado el encuentro.

Los árbitros necesitaron de la ayuda del presidente del conjunto andaluz, Manuel Vizcaíno, y del delegado para llegar a la caseta del estamento arbitral.

Al final del partido, el técnico del Cádiz, Sergio González, explotaba en rueda de prensa.

"Nos jugamos la vida, los chicos se matan, se dejan la vida y luego alguna persona externa pues hace que realmente se vaya todo al traste", afirmó Sergio, que no entendía los 10 minutos de añadido. "A nosotros, por reglamento, parece que son diez minutos (de descuento) todos los partidos, diez minutos ha sido una puta barbaridad", espetó.