
Es un clásico de los Juegos Olímpicos. Ya sucedió en Londres en 2012 y ha pasado cuatro años después en Río de Janeiro. La policía brasileña ha detenido a Kevin James Mallon, director de THG, una empresa de distribución de entradas que ya estuvo involucrada en otro caso similar durante el Mundial de fútbol de Brasil en 2014 y que también gestionó las entradas para Londres.
Según ha informado la policía, esta empresa había distribuido entradas falsificadas a "precios muy altos". La operación se produjo el pasado viernes, horas antes de la ceremonia de apertura, cuando varios agentes irrumpieron en el hotel de Barra de Tijuca donde los estafadores citaban a los compradores para darles las entradas.
Según O Globo, para la ceremonia inaugural se vendieron entradas falsas por 25.000 reales, unos 8000 dólares. Un precio superior al original. En total, se calcula que llegaron a vender más de 1000 entradas. La mayoría a precios desorbitados.
En Brasil se está especulando mucho sobre la venta de las entradas y hay cierta preocupación lógica ya que muchos aficionados se han quejado de que las entradas están agotadas pero luego ven que las gradas están medio vacías. Mario Andrada, portavoz del comité, ha afirmado que el público que tiene entrada "es libre para decidir lo que hace con ella" y que las entradas que corresponden a empresas y patrocinadores que no van a ser utilizadas se emplean en un "proyecto educativo".
."Se pueden ver huecos vacíos, pero no es una tendencia creciente, y tenemos un programa de educación para enseñar a los niños a conocer los deportes olímpicos, como el hockey. Hemos cambiado parte de las vacaciones a invierno para que puedan ir a verlos porque tiene un objetivo pedagógico",ha explicado.
Según el Comité de Río 2016, la demanda de entradas para los juegos está en sólo un 82 por ciento, una tasa inferior a la de Londres 2012, a pesar de que están siendo comercializados casi a la mitad de precio
