
De entre los alrededor de 15 millones de fallecidos en el Holocausto y las dramáticas historias de cada uno de ellos, se pueden encontrar también las de diversos deportistas. Muchas de ellas se han contado ya aquí.
En otras ocasiones, deportistas de diferentes países europeos aprovecharon su condición, su prestigio y reconocimiento, para salvar la vida de otros judíos. Aun a sabiendas de los peligros que aquello podía entrañar.
Es el caso de Tadeusz Gebethner, quien terminaría siendo reconocido como Justo entre las Naciones.
Símbolo del fútbol polaco
Nacido en Varsovia, entonces Imperio Ruso, el 18 de noviembre de 1887, era una figura conocida ya desde su nacimiento pues pertenecía a una familia de reconocido prestigio en la ciudad: su abuelo había sido el fundador de una gigantesca editorial: Gebethner & Wolff.
Pero el camino del joven Tadeusz iba a ir por otros derroteros. Apasionado del fútbol, sería uno de los fundadores, futbolista y presidente del Polonia Varsovia. Un equipo que surgió como homenaje a la patria perdida, con tres colores en su escudo y camiseta: el rojo y el blanco en honor a la bandera polaca, y el negro por la ocupación extranjera. A diferencia de otros conjuntos, no ponía trabas a la hora de integrar futbolistas judíos –y de otras minorías–, y pronto se convertiría en el equipo de moda de la ciudad, seguido por todo tipo de aficionados.
Tadeusz Gebethner jugaría en torno a 150 partidos con el Polonia Varsovia, generalmente como defensa central. Eso a pesar de que su carrera se detuvo durante la Primera Guerra Mundial, en la que participó con el 5º Regimiento Zaslaw Uhlan. También formaría parte en la batalla de Lwów de 1920, durante la guerra polaco-soviética.
Al concluir ésta regresó al Polonia Varsovia –siempre como futbolista y como presidente–, y contribuyó a la promoción del deporte, especialmente pero no únicamente el fútbol en la recientemente creada Segunda República Polaca.
En ese periodo tuvo una vida plácida, rodeada de fútbol, éxito y literatura.
Pero todo estalla con la invasión de Polonia por la Alemania Nazi en septiembre de 1939, y el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Tadeusz, como teniente en la reserva, es movilizado, formando parte del 102º Regimiento de Ulanos. Tras la derrota polaca es internado en un campo en Lituania. Logra escapar, junto a otros prisioneros, y llega a Vilna, donde se refugia en una de las librerías que formaban parte de la editorial familiar.
Desde ahí, enrolado a la resistencia polaca, contribuirá a organizar nuevas huidas de los campos lituanos.
Justo entre las Naciones
Y en 1941 regresa a Varsovia. Será ahí donde llevará a cabo su faceta por la que será recordado para el resto de los tiempos.
Cierto día del verano del 42 aparecen en la librería que regentaba en Varsovia una mujer, Ludwika, y su hija de 12 años, Alina. Huyen de la persecución a la que son sometidas por ser judías. Tadeusz Gebethner no vacila a la hora de esconderlas. De ayudarlas. Sentía que era su obligación. Unos días más tarde se une en el refugio Solomon, el marido de Ludwika, tras escapar del campo de Skawina.
Aun consciente de los riesgos que entraña, y tras semanas escondiéndolos, Tadeusz Gebethner acude a la Oficina de Registro y consigue para ellos una Kennkarte (documento de identidad alemán) bajo un nombre falso.
Pero unos meses más tarde la familia al completo es arrestada por la policía polaca. Tadeusz volverá a salvarles, pagando una importante cantidad de dinero para obtener su libertad antes de que sean llevados ante la Gestapo.
Finalmente padre, madre e hija conseguirán huir a Hungría, en aquellos momentos más segura para los judíos, para terminar emigrando a Israel, estableciéndose en Tel Aviv.
Peor fortuna correrá Tadeusz Gebethner. Durante el Levantamiento de Varsovia de agosto de 1944, en el que participa como miembro de la resistencia polaca, resulta gravemente herido. La rápida actuación médica no es suficiente. Pierde un brazo y una pierna. Unos días más tarde, el 14 de octubre de 1944, pierde la vida. Tenía 57 años.
La historia, su historia, llegaría a Yad Vashem, el monumento oficial del Holocausto de Israel, más de tres décadas después de su fallecimiento. Una mujer contaba en una carta que un hombre polaco, de nombre Tadeusz Gebethner, le había salvado la vida. A ella, a su madre, y a su padre. Aquella mujer era la pequeña Alina.
El 21 de octubre de 1981 Tadeusz Gebethner es reconocido como Justo entre las Naciones. Alina y Rudnika asisten a la ceremonia y siembran un árbol en la Avenida de los Justos, en recuerdo a aquel bravo ciudadano, aquella estrella del fútbol, símbolo militar y deportivo de Polonia, que les salvó la vida ante los nazis.

