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Bobby Fischer se consagró como el campeón de ajedrez más joven de EEUU con sólo 14 años: "Tenía un instinto asesino"

Mientras otros jugadores se adaptaban al estilo de sus rivales, Fischer siempre imponía el suyo, rompiendo patrones establecidos.

Mientras otros jugadores se adaptaban al estilo de sus rivales, Fischer siempre imponía el suyo, rompiendo patrones establecidos.
Bobby Fischer se consagró como el campeón de ajedrez más joven de EEUU con sólo 14 años | Imagen TV

En 1958, Bobby Fischer, consiguió alzarse como el campeón de ajedrez más joven de Estados Unidos a los14 años. El jugador continuó dominando el ajedrez al proclamarse campeón nacional ocho veces a lo largo de su carrera. Fischer desafió la hegemonía de la escuela soviética en el ajedrez en el contexto de la Guerra Fría, donde el ajedrez era también un campo de batalla ideológico.

En 1962, Fischer se proclamó campeón del mundo, un logro que, a pesar de ser impresionante, marcó el inicio de una serie de conflictos internos y tensiones mentales que lo acompañarían durante el resto de su vida. Mostraba su magia en el tablero. Sin embargo, fuera de él, su excentricidad, su violencia y la convivencia con la fama le llevaron por el mal camino.

"Lobo solitario"

Según Federico Marín, colaborador del diario El Mundo de Ajedrez y autor del blog Damas y Reyes que ha estado En Casa de Herrero Fischer fue "el ajedrecista más influyente de la historia". Lo describe como un "lobo solitario". Mientras otros jugadores se adaptaban al estilo de sus rivales, Fischer siempre imponía el suyo, rompiendo patrones establecidos y exhibiendo un instinto letal en el juego. Lo que más disfrutaba no era solo ganar, sino desmoronar psicológicamente a sus oponentes. "Le encantaba romper el ego del rival", señala Marín.

En 1972, Fischer alcanzó la gloria al derrotar al campeón soviético Boris Spassky en el conocido como "Partido del Siglo", celebrado en Reikiavik, Islandia. Este enfrentamiento no solo fue un triunfo deportivo, sino un evento cargado de simbolismo político, en el que Fischer, un joven estadounidense, vencía al poder soviético. Tras esta victoria histórica, las ventas de tableros de ajedrez se dispararon en Estados Unidos, y el juego alcanzó una popularidad sin precedentes.

El declive del genio

Sin embargo, el éxito trajo consigo un aislamiento. Fischer se recluyó, evitó a la prensa y se retiró del mundo del ajedrez en 1975, cuando se negó a defender su título ante el soviético Anatoly Kárpov debido a desacuerdos con las reglas propuestas por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE).

Años después, Fischer cayó en diversas polémicas. Se volvió antisemita, y tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, hizo comentarios que lo pusieron en la diana de la opinión pública. En 2008, falleció a los 64 años, coincidiendo con el número de casillas de un tablero de ajedrez.

A pesar de su trágico final, Fischer dejó un legado histórico. Su influencia transformó el ajedrez. Su estilo agresivo y su capacidad para pensar lo convirtieron en un personaje reconocido. Como señala Federico Marín, "fue el gran maestro más joven, el más carismático y, probablemente, el más influyente de la historia".

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