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El FDIC se agota: EEUU tira de deuda pública para garantizar los depósitos

El fondo que garantiza los depósitos bancarios en EEUU (FDIC) está en quiebra técnica. El Tesoro acude al rescate  con 22.000 millones de dólares. La presidenta del FDIC, Sheila Bair, llama a la calma. Desde 2007, han quebrado 109 bancos en EEUU, y más de 400 están en riesgo.

El fondo que garantiza los depósitos bancarios en EEUU (FDIC) está en quiebra técnica. El Tesoro acude al rescate  con 22.000 millones de dólares. La presidenta del FDIC, Sheila Bair, llama a la calma. Desde 2007, han quebrado 109 bancos en EEUU, y más de 400 están en riesgo.

Ya es oficial. La Agencia Federal de Depósitos de EEUU (FDIC) ha entrado en quiebra técnica, tal y como avanzó Libertad Digital. El fondo para asegurar los depósitos bancarios de los estadounidenses en caso de bancarrota se ha agotado, como era de esperar, en el segundo trimestre de 2009, debido a las quiebras registradas desde el estallido de la crisis subprime. En total, ya han quebrado 109 entidades desde 2007 (81 en lo que va de año).

El pasado marzo, el FDIC apenas contaba con algo más de 13.000 millones de dólares, frente a los 52.400 millones que tenía un año antes, para garantizar depósitos bancarios por un valor próximo a 5 billones. En los últimos tres meses, el ritmo de quiebras se ha acelerado.

Las intervenciones del FDIC han reducido sus recursos propios hasta los 10.000 millones de dólares en junio Sin embargo, ante la llegada inminente de nuevas quiebras, el organismo que preside Sheila Bair ha tenido que hacer uso por primea vez de la línea de crédito facilitada por el Tesoro de EEUU. Es decir, el Gobierno tira de deuda pública (impuestos futuros) para garantizar los depósitos bancarios de los ciudadanos.

En concreto, el Tesoro ha concedido un préstamo de 22.000 millones de dólares al FDIC, tal y como admite el Fondo en un comunicado publicado el jueves. El agotamiento del Fondo y la avalancha de quiebras bancarias han obligado al Gobierno de EEUU a conceder una línea de crédito al FDIC de hasta medio billón de dólares.

En las últimas semanas, la agencia ha tenido que hacer frente a dos importantes quiebras bancarias: Colonial Bank y Guaranty Bank, con activos por valor de 25.000 y 14.000 millones de dólares, respectivamente. Se trata de la sexta y décima bancarrota más importante de la historia del FDIC (organismo creado en 1933).

El Tesoro y el Reserva federal de EEUU (FED) han acudido al rescate de los grandes bancos del país, sin embargo, las quiebras se suceden ahora entre las entidades medianas y pequeñas. La reciente intervención del Colonial y el Guaranty han provocado una indigestión al FDIC.

El Fondo contaba a fecha 30 de junio con unos recursos propios de 10.400 millones de dólares que, sumado al crédito extraordinario de 22.000 millones de dólares concedido por el Tesoro, hacen un total de algo más de 32.000 millones de dólares.

El problema es que el propio FDIC estima que 416 entidades financieras estaban en riesgo de quiebra a finales de junio, frente a las 305 del pasado marzo. Dicho aumento confirma el dato adelantado por LD el pasado febrero (500 bancos de EEUU en riesgo de quiebra).

Mientras algunas voces afirman que ya ha comenzado la recuperación de la crisis financiera, existen señales que apuntan en la dirección contraria. Las turbulencias financieras que se iniciaron en el verano del 2007 con las hipotecas subprime, se ha llevado por delante a entidades financieras históricas, como Lehman Brothers, y ha modificado por completo la configuración del sistema bancario tal y como se concebía hace apenas dos años.

Ahora, analistas de los bancos centrales y economistas de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), anuncian que “lo peor ya ha pasado”

Parece que no se auguran nuevas quiebras de entidades bancarias gigantescas. Sin embargo, mientras que los grandes bancos y compañías financieras han recibido suculentas sumas de dinero por parte del Tesoro norteamericano y de la Reserva Federal, los pequeños están sufriendo silenciosamente para sobrevivir. Incluso se habla de una nueva ola de quiebras de pequeños bancos.

Así, es cómo destacaba estos hechos el analista Joe Wiesenthal: “Por supuesto, los grandes bancos parecen haberse estabilizado, pero probablemente no se haya dado cuenta de la ola de quiebras bancarias que semanalmente acuden al FDIC [...] Fuera de los pocos protegidos, la crisis financiera no se ha acabado. Todavía hay montones y montones de malos préstamos amenazando a varias instituciones con la insolvencia”.

En lo que va de año han quebrado 81 entidades, un total de 109 desde 2007. En la actualidad, el ritmo de quiebras asciende a 5 semanales. De mantenerse, EEUU cerrará el año con cerca de 150 quiebras bancarias. Algunas destacados analistas, como Meredith Withney, prevén más de 300 bancarrotas en los próximos meses. Otros, como Martin D. Weiss, elevan esta cifra a 1.800 entidades antes de que concluya la crisis financiera.

En la actualidad, el ritmo de quiebras aún está muy lejos del alcanzado en la crisis de los 80 (534 entidades fallidas en 1989), o las 4.000 bancarrotas registradas en 1933. 

Sin embargo, la clave no reside tanto en el número como en el volumen de activos fallidos. En este sentido, el tamaño de los balances bancarios es, en la actualidad, muy superior al de entonces.

El FDIC garantiza depósitos por valor de 4,8 billones de dólares (6,3 billones si se incluyen los depósitos a plazo). El volumen de activos bancarios asegurados equivale al 45% del PIB del país. Así pues, no es de extrañar que el fondo se haya agotado con apenas 100 quiebras bancarias.

Una  bancarrota de tamaño medio hoy equivale a la caída de un gran banco en la Gran Depresión. EEUU asiste a la mayor crisis bancaria de su historia (por volumen de activos), tal y como advierten algunos analistas.

En 1934, en plena Gran Depresión, el volumen de activos bancarios fallidos ascendió al 6,4% del PIB del país, mientras que en 1989 equivalía al el 2,5% del PIB. En 2008, si se contabiliza la quiebra de Citi, Bank of America y Wachovia (cuyos activos fueron transferidos), el volumen de depósitos fallidos alcanzó un récord histórico: 15,7% del PIB.



El FDIC se ha quedado obsoleto ante el ingente tamaño de los grandes bancos de EEUU. Este organismo se creó en 1933 como respuesta a las numerosas corridas (retirada masiva de depósitos) y quiebras bancarias. Por esas fechas, alrededor de 4.000 bancos habían cerrado sus puertas.

¿Cómo funciona?

El FDIC que, en la actualidad, asegura a 8.185 entidades financieras en EEUU, funciona del siguiente modo: los bancos asegurados pagan una prima anual al fondo que, a su vez, invierte en deuda pública norteamericana. Cuando un banco quiebra, el Gobierno (el FDIC es una agencia federal) acude al rescate garantizando el total de los depósitos de los clientes con el dinero de ese fondo, hasta un máximo de 250.000 dólares (temporalmente, hasta 2013). De este modo, el depositante no pierde nada.

Por ley, el fondo del FDIC debe alcanzar, como mínimo, el 1,25% del volumen de depósitos que asegura. En caso de que este indicador caiga por debajo del 1,15%, este organismo debería tomar acciones, como describe la casa de análisis del economista Nouriel Roubini, RGE Monitor. El pasado marzo este ratio se situaba ya en el 0,27%. Es decir, el FDIC ya habia entrado entonces en quiebra técnica. 

Sin embargo, una agencia federal cuenta con mecanismos para evitar la quiebra. El Estado ejerce un monopolio en la emisión de moneda, y todo emisor en un sistema fiduciario tiene la capacidad (aunque no la use) de extinguir cualquier deuda mediante la creación de dinero.

¿Cómo? En este caso, mediante la emisión de deuda pública por parte del Tesoro o, lo que es lo mismo, impuestos futuros. El FDIC ha solicitado una línea de crédito extraordinario de hasta medio billón de dólares frente al anterior límite de 30.000 millones, pero la mala gestión de la agencia ha sido recompensada con competencias temporales de préstamo casi ilimitadas, gracias a la Emergency Economic Stabilization Act de 2008, como apunta el portal BankRate.

A pesar de que en las últimas semanas altos cargos del FDIC han criticado algunas actitudes de los bancos, deberían dejar de ver la paja en el ojo ajeno y ver la enorme viga en el suyo. Tal y como informa el diario The Boston Globe, la misma agencia federal (FDIC), que ahora está exigiendo y recibiendo dinero del Tesoro norteamericano (del contribuyente) por sus escasísimas reservas y delicada situación, durante los años de auge económico apenas recolectó las primas de los bancos.

La grave situación de insolvencia que atraviesa el FDIC se debe, en parte, a que “no recolectó las primas de seguro de la mayoría de los bancos desde 1996 a 2006”. En 1996, en pleno auge artificial y burbuja de las puntocom, el fondo del seguro de depósitos se consideró que era lo suficientemente grande como para dejar de recolectar primas adicionales a alrededor del 95% de bancos, medida que tuvo la aprobación del Congreso de EEUU.

Por ello, las primas que pagan los bancos, realmente, no son primas, sino que son un impuesto más. ¿Por qué el Gobierno americano carga con impuestos a los bancos por un lado mientras que por otro les regala el dinero?.

En la actualidad, se baraja la posibilidad de aumentar las cuotas que deben entregar los bancos al FDIC ante la escasez de recursos (hasta un 25% de los beneficios bancarios en 2010), lo que sería equivalente a aumentar los impuestos sobre los bancos, según esta perspectiva.

Por tanto, mientras que desde la Administración Pública se aplican agresivas medidas para expandir el crédito (bajar los interés al cero, rescates, préstamos), al mismo tiempo, incrementa los costes bancarios a través de las primas que aportan al FDIC y así restringen el crédito.

El analista Joe Wiesenthal comenta: “En tiempos anormales -cuando hay una ola de quiebras bancarias sistémicas, como ocurre ahora- realmente (el FDIC) no es una organización aseguradora en absoluto. Es simplemente el conducto del dinero de los contribuyentes para asegurar por completo el dinero de los depositantes”.

Y coincide en plantear que no tiene ningún sentido que en tiempos de restricciones crediticias, cuando más se necesita que los bancos presten a los negocios rentables y familias solventes, se impongan costes artificiales a los bancos, constituyendo así un factor que contribuye a la sequía del crédito.

Otros analistas, como Daniel Gross, quitan hierro al asunto y tratan de tranquilizar a los ciudadanos: “En 75 años (de existencia del FDIC), ningún depósito asegurado se ha perdido, incluso en los años flacos entre 1986 y 1992, cuando un total de 2.304 instituciones quebraron”.

Lo relevante en este caso es que, ya no es un analista, sino la propia presidenta del FDIC, Sheila Bair, la que se esmera en tranquilizar a los depositantes. En su último comunicado señala que el FDIC “fue creado específicamente para tiempos como estos. No importa cuán difícil sea la situación, el FDIC tiene recursos de sobra para garantizar a los depositantes, tal y como hemos hecho durante los últimos 75 años. Los depositantes asegurados no han perdido ni un sólo centavo de sus depósitos... y nunca lo perderán".

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