(Libertad Digital)
Según la Asociación Madrileña de Empresas Familiares (AMEF), la iniciativa del Gobierno de eliminar otro de los impuestos que no tiene justificación –por su doble imposición o doble gravamen sobre unos mismos bienes, ya castigados con el 45%– se encontraba en las mentes de los populares antes de acceder al Gobierno. Por aquél entonces Rato lo tenía muy claro, pero las ambiciones recaudatorias del Ejecutivo ha hecho que hasta el final de la segunda legislatura no se planteen eliminar el Impuesto de Patrimonio, aunque para ello se tenga que esperar al siguiente Gobierno y a la eliminación del Impuesto de Sucesiones.
Este lunes el diario Expansión informaba de que el Gobierno prevé una nueva reforma del IRPF y del impuesto de Patrimonio. Hacienda cree que la tarifa del tributo que grava la riqueza es desproporcionada a las rentabilidades financieras y tipos actuales. Según los responsable de la Agencia Tributaria su reforma, así como la nueva del IRPF, no deberán producir pérdida de recaudación. Esta iniciativa ha sido bien acogida por distintos estamentos empresariales españoles. Según AMEF, la supresión de estos caducos tributos es necesaria para modernizar la Hacienda española. Por este motivo, esta asociación ha realizado un informe –publicado este martes por el diario económico de Recoletos– en el que se analiza este impuesto a nivel europeo y se recuerda la postura de los dirigentes populares antes de acceder al Gobierno.
En el artículo de Antonio Barderas se explica que en julio de 1994, el ministro español de Economía español durante los último siete años, Rodrigo Rato, explicó que “...tanto el Impuesto sobre el Patrimonio como el de Sucesiones y Donaciones son Impuestos con un criterio ideológico que no hay que ocultar (...) porque quizá podríamos despejar el debate político y económico si los ciudadanos supieran que esos impuestos no sirven para recaudar más (...). Si los españoles hemos tomado la decisión clara y rotunda de vivir en un Sistema de Economía de Libre Mercado (...), tenemos que comprender que es importante que haya un capitalismo nacional, y que haya una acumulación de éste.”
El análisis revela que tan sólo cinco de los veinticinco países de la Unión Europea tienen el impuesto sobre Patrimonio. De ellos España es el que tiene los tipos más elevados con un 2,5 por ciento. El resto son Luxemburgo con el 0,5 por ciento; Finlandia con el 0,9 por ciento; Suecia con el 1,5 y Francia con el 1, 8 por ciento. En los últimos cuatro años cuatro países europeos lo han eliminado (incluyendo Alemania y todos los países ex comunistas). En España, la actualidad del Impuesto muestra que desde 1978 los tramos no se han actualizado con la inflación, multiplicando por cuatro el gravamen en términos reales. De esta manera, este tributo grava un patrimonio cuya fuente ya ha sido gravada con tipos de hasta el 45%.
Este lunes el diario Expansión informaba de que el Gobierno prevé una nueva reforma del IRPF y del impuesto de Patrimonio. Hacienda cree que la tarifa del tributo que grava la riqueza es desproporcionada a las rentabilidades financieras y tipos actuales. Según los responsable de la Agencia Tributaria su reforma, así como la nueva del IRPF, no deberán producir pérdida de recaudación. Esta iniciativa ha sido bien acogida por distintos estamentos empresariales españoles. Según AMEF, la supresión de estos caducos tributos es necesaria para modernizar la Hacienda española. Por este motivo, esta asociación ha realizado un informe –publicado este martes por el diario económico de Recoletos– en el que se analiza este impuesto a nivel europeo y se recuerda la postura de los dirigentes populares antes de acceder al Gobierno.
En el artículo de Antonio Barderas se explica que en julio de 1994, el ministro español de Economía español durante los último siete años, Rodrigo Rato, explicó que “...tanto el Impuesto sobre el Patrimonio como el de Sucesiones y Donaciones son Impuestos con un criterio ideológico que no hay que ocultar (...) porque quizá podríamos despejar el debate político y económico si los ciudadanos supieran que esos impuestos no sirven para recaudar más (...). Si los españoles hemos tomado la decisión clara y rotunda de vivir en un Sistema de Economía de Libre Mercado (...), tenemos que comprender que es importante que haya un capitalismo nacional, y que haya una acumulación de éste.”
El análisis revela que tan sólo cinco de los veinticinco países de la Unión Europea tienen el impuesto sobre Patrimonio. De ellos España es el que tiene los tipos más elevados con un 2,5 por ciento. El resto son Luxemburgo con el 0,5 por ciento; Finlandia con el 0,9 por ciento; Suecia con el 1,5 y Francia con el 1, 8 por ciento. En los últimos cuatro años cuatro países europeos lo han eliminado (incluyendo Alemania y todos los países ex comunistas). En España, la actualidad del Impuesto muestra que desde 1978 los tramos no se han actualizado con la inflación, multiplicando por cuatro el gravamen en términos reales. De esta manera, este tributo grava un patrimonio cuya fuente ya ha sido gravada con tipos de hasta el 45%.
