LD (EFE) Según explicó en la presentación del Atlas el presidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), Francisco González, la producción industrial per cápita española se situó en 1998 en el 80 por ciento de la media de las cuatro mayores economías europeas (Alemania, Francia, Italia y Reino Unido), frente al 60 por ciento de 1975.
González recordó que el desarrollo de la industria en España ha estado determinada por la aportación de la iniciativa privada, canalizada a través de la banca, y agregó que mucho tuvieron que ver "en este cambio sin precedentes en la economía y la sociedad españolas" las entidades integradas hoy en el grupo BBVA. Además, añadió que las claves del desarrollo pasan por apostar por una "industria avanzada, ciencia, tecnología, innovación y servicios de alto valor añadido".
El Atlas analiza la implantación de la industria en España desde 1750 con las primeras fábricas catalanas o las manufacturas reales del siglo XVIII, además de repasar las dificultades que tuvo la industria para implantarse en el siglo XIX y reseñar su avance desde 1950 y su consolidación a partir de 1975, con el fin de la dictadura y el ingreso en la UE. Además, estudia las distintas fases de implantación industrial en estos 250 años y de manera pormenorizada se centra en las tres últimas décadas.
Los últimos 30 años de la industria española, herencia de "los contrastes acumulados durante más de un siglo de industrialización", reflejan la polarización de la actividad fabril por regiones. Esta tendencia, que se ha detenido, ha dejado marcadas diferencias, ya que Barcelona y Madrid suman más del 31 por ciento del valor añadido bruto de la producción industrial, que junto a Valencia y Vizcaya se eleva al 43 por ciento.
Como evolución más reciente, muestra la expansión de los ejes del Mediterráneo y del Ebro, junto a las provincias limítrofes (Burgos y
Guadalajara) o que partían de una escasa tradición industrial, como
Salamanca y Cáceres. De esta manera, el mapa industrial español está constituido por una serie de polos urbano-metropolitanos que concentran las
funciones estratégicas, los sectores avanzados y el empleo más cualificado, junto a una serie de ejes con actividades y empresas heterogéneas y un conjunto de enclaves aislados, señala el Atlas.
El desarrollo de estos territorios ha estado vinculado a la aplicación de políticas territoriales encaminadas a favorecer la creación de empresas y la mejora de la estructura empresarial
, así como a potenciar el crecimiento endógeno de estas regiones