(Libertad Digital)
Varios testigos vieron a los dos hombres que atentaron contra Antonio Muñoz Cariñanos. Hicieron una descripción muy detallada cuando, poco después de las seis y media de la tarde del 16 de octubre de 2000, vieron salir corriendo a dos hombres del edificio donde estaba la consulta del médico asesinado, en la calle Jesús del Gran Poder. Uno de los terroristas iba vestido de gris. Era Jon Igor Solana. Los testigos facilitaron su descripción a la primera unidad de la Policía Nacional que se personó en el lugar del atentado.
Los presuntos terroristas fueron detectados por una unidad de la Policía Nacional junto a la Torre de los Perdigones, muy cerca de la sede del Parlamento de Andalucía, en el barrio de la Macarena. Los etarras respondieron a los policías con varios disparos. Los agentes también abrieron fuego. Detuvieron a Harriet Iragi, pero el otro consiguió escapar. Iba herido en un hombro. En una operación coordinada por la Policía Nacional y la Policía Local de Sevilla, se acordonó la zona donde se escondía Jon Igor Solana a la espera de llevar a cabo un peinado casa por casa. Los agentes mostraron fotos de terroristas de ETA a los vecinos de la zona, según las mismas fuentes.
Al filo de la medianoche, la Policía encontró al terrorista escondido en unas obras. Salió de su escondite gritando: “No llevo armas y tengo un brazo destrozado”. El valiente gudari también había manchado los pantalones.
Los presuntos terroristas fueron detectados por una unidad de la Policía Nacional junto a la Torre de los Perdigones, muy cerca de la sede del Parlamento de Andalucía, en el barrio de la Macarena. Los etarras respondieron a los policías con varios disparos. Los agentes también abrieron fuego. Detuvieron a Harriet Iragi, pero el otro consiguió escapar. Iba herido en un hombro. En una operación coordinada por la Policía Nacional y la Policía Local de Sevilla, se acordonó la zona donde se escondía Jon Igor Solana a la espera de llevar a cabo un peinado casa por casa. Los agentes mostraron fotos de terroristas de ETA a los vecinos de la zona, según las mismas fuentes.
Al filo de la medianoche, la Policía encontró al terrorista escondido en unas obras. Salió de su escondite gritando: “No llevo armas y tengo un brazo destrozado”. El valiente gudari también había manchado los pantalones.