Los obispos de las diócesis de Cataluña han aprobado hoy un documento por unanimidad en el que, ante las próximas elecciones autonómicas, apelan "al diálogo y la voluntad de acuerdo" y reconocen la "legitimidad moral" de todas las opciones políticas pacíficas, sin tomar partido por ninguna de ellas.
Los obispos de Cataluña, incluido el cardenal de Barcelona, Martínez Sistach, animan a tomar "el camino del entendimiento" para que futuros acontecimientos políticos "favorezcan el bien común".
En el documento, titulado asépticamente "Nota de los obispos de Cataluña ante las elecciones" al Parlamanto catalán, los diez prelados que integran la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) explican que no les corresponde a ellos "optar por una determinada propuesta a estos nuevos retos" y defienden "la legitimidad moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos".
Los obispos han aprobado su documento en la 204 reunión de la CET celebrada en el Seminario de Barcelona, un día después de que los obispos de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española aprobasen otro documento por 17 votos a favor y cuatro abstenciones que, según algunas fuentes eclesiásticas, corresponden a los cuatro obispos catalanes.
En el documento aprobado por la Conferencia Episcopal Española se expresa "una gran inquietud" por las propuestas políticas encaminadas a la "desintegración unilateral" de la unidad de España.
Los prelados de Cataluña reconocen que la convocatoria de las elecciones para el 25N se produce en "un momento particularmente delicado, sobre todo, por la situación de crisis económica grave que atraviesa nuestra sociedad y también por la trascendencia de las opciones políticas para el futuro".
Tras reconocer los "cambios profundos, sociales y culturales que se han producido en los últimos años y también los que se están produciendo en estos últimos meses", los obispos de Cataluña recuerdan que todos los católicos deben respetar "el valor de la democracia, el diálogo y la voluntad de acuerdo, como formas de resolución de conflictos".
Aducen que el deber de todos, pero "especialmente de los gobernantes, es el de favorecer siempre el bien común como objetivo prioritario" e insisten en la importancia de "la justicia distributiva y de la justicia social para regular la economía de mercado; y la atención solidaria a los más vulnerables".
También apelan a "la defensa de los derechos de las personas y de los pueblos y el respeto a las minorías, como base irrenunciable de cualquier construcción política", así como a rechazar "toda actitud dirigida a atizar la división social o la violencia" y promocionar "la paz y la fraternidad entre los hombres y los pueblos".