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Mulas y Amy: una pareja fascinada por la corrupción y la picaresca

La pareja escribió varios ensayos sobre la corrupción y la picaresca, curiosamente las cualidades que han precipitado su caída. 

Otra imagen de Alameda | El Mundo

El caso ‘Amy Martin’ no tiene visos de finalizar. Este domingo, el suplemento Crónica de El Mundo desvela nuevos detalles sobre la pareja formada por Irene Zoe Alameda y el destituido Carlos Mulas, una pareja que "lo tenía todo para triunfar". Jóvenes, guapos, formados en las mejores universidades estadounidenses ... y en el caso de Mulas, un futuro muy prometedor dentro del partido. Hasta la aparición de Amy Martin y su facturación de 50.000 euros a la fundación Ideas.

El personaje de ficción que creó Irene Zoe tenía hasta un rostro falso. Este aparece en un libro publicado por la Fundación Ideas titulado Work In Progress, donde Amy Martin escribió  junto a pesos pesados de la órbita progresista: Bill Clinton, Joseph Stiglitz, Al Gore, Lula da Silva, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero, Gordon Brown.... En la portada de este "diccionario de ideas para el progreso" -como lo denominaba Mulas- aparecen los rostros de los escritores más destacados. Entre ellos una fotografía de Amy Martin... que no es Irene Zoe Alameda, sino una mujer de rostro desconocido. Inventaron el personaje y hasta le dieron una cara falsa.

Los propios trabajadores y extrabajadores de la Fundación Ideas se muestran sorprendidos del embrollo de Amy Martin. La politóloga estadounidense Alana Moceri, que durante años fue parte de esta institución y se encargó de la publicación del citado libro, explica en su blog su relación con Martin. "Como era estadounidense, me pidieron tratar con ella para asegurar que nos entregaba un articulo cada mes. Parecía maja, incluso me dijo que leía mis artículos, pero nunca me convencía. A pesar de ser estadounidense, su inglés era raro y no podía encontrar NADA de ella online. Ni una biografía", explica la también profesora en la Universidad Europea de Madrid, que adjunta los correos que se intercambió con Martin. "me siento engañada, triste, enfada... soy una de muchas personas que han escrito artículos para la Fundacion IDEAS gratis. No pagan a nadie por artículos. Nunca".

 

 

Imagen del blog de Alana Moceri , donde aparece la supuesta Amy Martin. 

 

Pero el libro Work in Progress no fue la única incursión literaria de la inexistente Martin. Su alter ego, Irene Zoe Alameda, publicó su primera novela Sueños Itinerantes en Seix Barral, impulsada por el escritor Juan José Millás, que apostó por ella. Apareció en El País Semanal como una autora joven que prometía. Hoy, su agencia literaria –Casanovas & Lynch- se muestra igualmente sorprendida por el escándalo.

Amy Martin-Irene Zoe sentía fascinación por la picaresca, más allá de lo evidente. Su tesis doctoral en Columbia se titulaba así: "Escribir en la posguerra: La novela neopicaresca en la literatura europea", un género cuyo eje se basa en que sus protagonistas buscan mejorar su estatus con la mentira y la estafa, y que suelen tener una falsa autobiografía, como recuerda Crónica. Otro de los escritos de Alameda se titula Artista y Criminal. Mientras, su marido Óscar Mulas escribía ensayos sobre la corrupción, a la par que subvencionaba con 122.000 euros para los cortometrajes de ella, o para los videoclips que grabó en Nueva York junto a su hermano.

Las fundaciones y el olvidado "Ni Flick ni Flock"

El escándalo de Amy Martin y Carlos Mulas se ha convertido en la cara del descontrol de las fundaciones y partidos políticos. Con el descubrimiento de su caso por parte de El Mundo, se ha resucitado una de las mayores "trampas" de la Ley de Financiación de Partidos Políticos, que impide a las formaciones recibir donaciones de empresas que tengan contratos en vigor con la administración o ingresar donaciones superiores a los 100.000 euros de una misma persona. Pero los contratistas sí pueden dar dinero a las fundaciones de los partidos: hecha la ley, hecha la trampa.

Crónica recuerda que uno de los mayores motivos que impulsaron la creación de esta legislación fue el célebre escándalo "ni Flick ni Flock", de la era Gónzalez. Este consistió en una trama de corrupción alemana, que se extendió a España, al demostrarse que la fundación Friedrich Ebert –próxima al PS alemán- destinó donaciones del empresario alemán Fredich Karl Flick, por valor de un millón de euros, para financiar a las Fundaciones Pablo Iglesias y Largo Caballero. El diputado socialdemócrata Peter Struck reconoció en 1984 que otro diputado del partido le habría entregado un millón de marcos a Felipe González, que contestó que "no he recibido ni un duro, ni una peseta, ni de Flick ni de Flock". El Congreso lo absolvió y la cuestión quedó en el limbo. 

Hoy en día todos son conscientes de esta "triquiñuela" de las Fundaciones de los partidos, que funcionan como captadores de fondos irregulares para los partidos políticos españoles. Hasta ellos mismos lo aceptan. En 2009, la responsable de Cultura del PSOE, Ana Noguera, explicó sin tapujos que las fundaciones son "las cajas B donde no se puede enseñar ni explicar lo que se hace y sirven de caldo de cultivo para posibles tramas de corrupción, como ya se han dado". 

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