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Duran se borra de los mítines de CiU

Máxima tensión en la federación nacionalista por los desplantes de Tremosa a los socios democristianos y el tono radical de la campaña.

Nunca como hasta ahora se habían percibido las profundas discrepancias y amplias contradicciones en el seno de la federación nacionalista formada por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Unió Democràtica de Catalunya (UDC). Sobre la campaña de CiU para las elecciones europeas del próximo domingo gravitan los sondeos que no descartan el triunfo del candidato ERC, Josep Maria Terricabras, y dos concepciones opuestas: para el líder de los democristianos, Josep Duran Lleida, el radicalismo soberanista de Artur Mas y de Ramon Tremosa, el cabeza de cartel de CiU, ahuyenta a los electores moderados; para Mas, todo lo que no sea la consulta del 9-N carece de importancia, incluso el que ERC sea la gran beneficiaria de su estrategia y de sus compromisos.

En la medida en que Artur Mas se ha arremangado e implicado en la campaña, Duran se ha distanciado, hasta el punto de cancelar tres apariciones previstas en la agenda de campaña, las correspondientes al acto central (celebrado el pasado domingo en Manresa y en la que se alegaron "problemas físicos") y a los mítines de Lleida (celebrado el lunes) y de Tarragona. Tampoco acudirá al de Gerona, pero esa ausencia estaba anotada desde el diseño de la ruta electoral. En Convergència tratan de restar importancia a la falta de sintonía incluso durante la campaña electoral y ponderan el difícil papel de Duran, cuya formación está integrada en el Partido Popular Europeo, contraria a los planes de ruptura de Mas y el bloque separatista.

En Unió, por su parte, destacan que Ramon Tremosa no es un candidato que facilite las relaciones. De hecho, amenazó con no encabezar la lista si también repetía su "compañero" Salvador Sedó, un democristiano acusado de tibio respecto al "proceso". Duran no oculta tampoco que Tremosa no es su compañero de viaje, que no le gustan sus formas ni el sesgo soberanista de su actuación en las instituciones europeas. Tremosa, por su lado, no se ahorra críticas respecto a la falta de ardor independentista de Unió, donde se califican muchas de sus declaraciones como desplantes al propio Duran.

Tampoco ayuda que Mas haya planteado las elecciones europeas como unas primarias de la consulta del 9-N y que por primera vez desde la última victoria electoral de Francesc Macià un candidato republicano pueda ganar unas elecciones en Cataluña, cual es el caso de Terricabras. Así, mientras Duran no quiere ni aparecer en las fotos previas a una hipotética derrota, Mas ha puesto todo su capital político en juego, consciente de que una derrota de Tremosa abriría un periodo sumamente incierto para su propio futuro político.

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