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Los veterinarios se rebelan: abrir más facultades es "engañar" a los estudiantes

Actualmente, el número de facultades (12) "ya es más del doble de lo recomendado". Ahora se quieren abrir 5 más. "¿Tiene sentido ese gasto?"

Foto: Corbis

La Unión de Colegios de Veterinarios de España ha pedido a las administraciones y autonómicas que pongan freno a la apertura de nuevas facultades de veterinaria que supondrían "hundir" la profesión, "engañar" a los estudiantes y cometer un "derroche económico" en la formación de profesionales de una de las carreras más costosas del espectro académico, cuando la oferta laboral no se ajusta al "exceso" de trabajadores.

Por ello realizarán una protesta el próximo miércoles, 17 de diciembre, ante las facultades de veterinaria contra la apertura de cinco nuevas facultades, que ampliarían a 17 el número de instituciones que enseñan la profesión en España.

El presidente del Consejo General de Veterinarios de España, Juan José Badiola, ha explicado que el número de facultades recomendado para España, de acuerdo con su número de habitantes, su industria alimentaria y las estimaciones de la European Association of Establishments for Veterinary Education (EAEVE) es de entre 4 y 6.

Por ello, ha subrayado que el número actual de facultades, un total de 12, "ya es más del doble de lo recomendado", ha subrayado Badiola. De hecho, ha recordado que, en la situación actual, la mitad de los estudiantes que completan el grado en veterinaria no encuentran trabajo en el sector, debido al exceso de titulados. Por ello, considera "insólito para un país civilizado" que en su momento se crearan cinco facultades de veterinaria "de golpe y sin atender a las necesidades de la profesión".

En comparación con España, otros países como Francia, que tiene más habitantes, más ganadería y más producción de pequeños animales tiene únicamente 4 facultades. Del mismo modo, Alemania, Holanda, Dinamarca o Suiza, todos ellos productores de alimentos animales, tienen un número "muy inferior" de universidades en proporción. "Somos muy poco europeos en esto", ha asegurado el presidente de los veterinarios.

Por otra parte, ha recordado que, a diferencia de otras profesiones como la Enfermería o la Medicina, la formación de los veterinarios no recibe el apoyo de infraestructuras y medios del sistema público de salud, por lo que, a excepción de un importe inferior al 15% de la matrícula, que lo costean los alumnos, el resto del gasto lo asume el Estado, en el caso de las nueve universidades públicas.

Además, en el caso de las tres facultades privadas que imparten el Grado en Veterinaria, la crisis económica y la necesidad de mantener un margen de beneficio están forzando a realizar "recortes" que, según Badiola, "están provocando una rebaja de los estándares de calidad de la profesión".

"Solo para el mantenimiento de las universidades de veterinaria hacen falta entre ocho y diez millones de euros anuales -ha recordado- ¿Tiene sentido ese gasto en la actualidad para formar profesionales que no se necesitan?" El presidente del Consejo ha recordado también que la regulación de la profesión a nivel europeo, "más estricta que otras profesiones", se debe a que el colectivo profesional es el que garantiza la seguridad alimentaria.

Por ello, ha subrayado que Europa "no permitirá que España sea un coladero de profesionales sin la preparación necesaria" para ejercer la veterinaria y garantizar la seguridad de la alimentación que se exporta a otros países de la UE y al resto del mundo.

Burbuja parecida a la de los aeropuertos

A juicio de Badiola, las razones que mueven a la apertura de nuevas facultades "pueden tener sentido desde una perspectiva localista" pero ha asegurado que el diseño del mapa educativo "afecta a todo el territorio del Estado" y no únicamente al autonómico. En este sentido, ha apuntado a una "burbuja universitaria similar a la burbuja de los aeropuertos" que responde más a "intereses y presiones localistas" que a la necesidad real del mercado.

En el caso concreto del proyecto de Facultad de Veterinaria de la Universidad de Lérida, ha recordado que existe una "reivindicación histórica" por parte de la Universidad por tratarse de una región mayoritariamente agrícola pero ha señalado que "en su momento la Generalidad decidió poner la facultad en la Universidad Autónoma de Barcelona".

Asimismo, ha explicado que el colectivo de veterinarios, además de pedir la claudicación en el intento de abrir nuevos grados de veterinaria, ha propuesto a la Universidad de Lérida abrir títulos de posgrado que, según Badiola, "sí son muy necesarios para la profesión, porque solo con el grado no se hace nada". Sin embargo, ha asegurado que los responsables de la universidad han rechazado la idea y critica la "mentalidad desfasada" que, a su juicio, supone "empeñarse en abrir un grado como si el título fuera a permitirles trabajar".

Por eso, además de a las autoridades autonómicas, el colectivo de veterinarios ha instado al Gobierno a "no abdicar de su responsabilidad" de regular el diseño del mapa universitario español. Badiola ha recordado que, "aunque se hayan cedido las competencias a las Comunidades Autónomas, para controlar el déficit también parecía que no había competencias y al final se ha hecho".

Por ello, tanto el presidente del Consejo de Veterinarios como los decanos de las facultades de veterinaria han hecho un llamamiento a frenar la "burbuja" universitaria para evitar el daño a la profesión, el "derroche" económico y el "engaño" que, a su juicio, supone para "los estudiantes que entran en la facultad pensando en estudiar una carrera bonita y queriendo trabajar en ella y ganarse la vida cuando en realidad no van a poder".

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